Violencia, impunidad y disputas políticas: otra tragedia sacudió a Morón

El choque inicial ocurrió en una intersección del barrio 20 de Junio, donde el agente conducía un vehículo particular y embistió a la moto que transportaba a José Luis Zárate, conocido como “Pitu”. Tras el siniestro, se retiró sin asistir al damnificado. Minutos más tarde, cuando familiares reconocieron el auto y lo enfrentaron, el oficial extrajo su arma reglamentaria y disparó. El primo del motociclista falleció en el acto.

El hecho generó una fuerte conmoción en el distrito y encendió nuevas alarmas entre los vecinos, que denunciaron negligencia, abuso de autoridad y un patrón de violencia que parece repetirse. La causa judicial imputó al agente por lesiones culposas —por el atropello— y por homicidio agravado por el uso de arma de fuego. El policía quedó detenido, separado preventivamente de su cargo, mientras la fiscalía de Morón avanza con la investigación.

Seguridad en crisis, mientras la política se disputa el control

El episodio se produjo en un contexto donde la inseguridad en Morón es una preocupación constante para los habitantes. Al mismo tiempo, las internas políticas y los conflictos de poder entre dirigentes locales dificultan la posibilidad de respuestas eficientes. En un distrito que parece debatirse entre crisis de autoridad y hechos violentos, esta tragedia volvió a dejar expuesta la fragilidad institucional y la necesidad de decisiones urgentes.

Mientras las disputas de poder y la discusión política copan la agenda pública, lo concreto es que la seguridad sigue siendo una deuda pendiente: las familias afectadas reclaman justicia, los vecinos exigen cambios estructurales y muchos temen que nuevos episodios vuelvan a poner en riesgo la vida de personas inocentes. En este escenario, el dolor, el miedo y la sensación de impunidad continúan ganando terreno.

Morón necesita algo más que promesas. Requiere acciones firmes, controles efectivos, transparencia institucional y una política de seguridad que priorice a los ciudadanos por encima de intereses particulares. Hasta tanto —en medio de dirigentes enfrascados en disputas internas— cada nuevo hecho vuelve a demostrar que la seguridad sigue siendo un problema sin resolver, con consecuencias trágicas.