
El precio del ganado alcanzó en noviembre su mayor valor relativo en quince años y trasladó presión a la góndola. La suba convive con una oferta limitada, menor faena y un consumo interno que repunta no por ingresos, sino por el retroceso de las exportaciones. Por otro lado, todo obedecería a una estrategia de recomposición de ganancias del sector.













