
Tras la paliza parlamentaria que dios media sanción a la reposición de fondos para universidades y el Garrahan, en la Casa Rosada no hubo autocrítica: gabinete en retirada, RT furiosos en X y hasta la idea absurda de judicializar lo que votó el Congreso. Afuera, la multitud marcaba la cancha; adentro, solo quedaban gestos de derrota.