Cinco millones de hectáreas bajo agua en el Provincia

La campaña gruesa (soja y maíz) está virtualmente detenida, los caminos rurales se volvieron lodazales y los tambos recorren el triple para sacar la leche. No son terratenientes: son chacareros, cooperativas y pequeñas industrias lácteas que hoy ven perder todo.

Actualidad05/11/2025
NOTA

No son terratenientes y están en problemas

 

 

El agua no avisa: llega, sube, cubre. Y cuando baja, deja marcas. En el centro-oeste de la Provincia de Buenos Aires esas marcas ya se cuentan en millones de hectáreas anegadas, lotes que no se pueden sembrar y caminos rurales rotos que estiran a horas lo que antes eran minutos. La campaña gruesa —esa que define ingresos para el campo y divisas para el país— está frenada. En varios distritos estiman que apenas se podrá sembrar el 40% de lo previsto y, con suerte, completar algo de siembras tardías si noviembre concede una tregua.

En Carlos Casares, Bolívar y 9 de Julio, los suelos ya no absorben. La maquinaria queda encajada a los cien metros y las ventanas de siembra se achican mientras el calendario corre. Productores que planificaron maíz temprano miran el cielo y hacen números: cada lluvia extra posterga quince o veinte días. En los campos más bajos, directamente no se entra; otros, más firmes, ya se “cansaron” de pasar tractores que se hunden hasta el eje.

La lechería vive su propio vía crucis. Para juntar la leche que antes se retiraba con un recorrido de 30 kilómetros, hoy hay que hacer 120 o más, esquivando cortes, clavando 4x4 en huellas profundas y rogando que la cisterna no quede varada. En los tambos pequeños no hay margen: cada litro que no sale, es deuda que entra. En Urdampilleta y parajes cercanos el temporal además voló techos, cortó luz y agua, y tiró postes: cuando se corta la energía, el ordeñe se vuelve un rompecabezas y la cadena de frío, un lujo.

La postal se repite: barro hasta la cintura, alcantarillas desbordadas, silos golpeados por el viento y ganado trasladado a contrarreloj a algún campo más alto. En 25 de Mayo, Roque Pérez y Saladillo hay cuencas saturadas que empujan agua desde arriba; lo que cae en un distrito termina complicando al de al lado. No es un episodio aislado: el acumulado anual duplicó al de un año normal en varias zonas. Y cuando el suelo ya no traga, la lluvia de hoy es la inundación de mañana.

En producción, el impacto es doble. Primero, la pérdida directa: menos superficie implantada, menor rinde y costos al alza por logística, combustible y horas-máquina. Segundo, el arrastre: los lotes que no se sembraron hoy no van a estar en cosecha y la caja chica que financia la próxima campaña no aparece. Esto no golpea a un pool de 50.000 hectáreas; pega en el tambo familiar, en la quesería de la ruta, en la cooperativa que sostiene diez pueblos.

La Provincia y los municipios vienen desplegando cuadrillas, máquinas y ayudas puntuales; Vialidad hace horas extra y los bomberos ya conocen cada zanjón. Falta, sí: más coordinación por cuencas, más logística inteligente y crédito que llegue rápido al productor chico, ese que no puede esperar a que se seque el papel. En estas crisis el Estado —provincial y local— suma cuando acelera lo imprescindible y escucha a quien conoce el barro por nombre propio.

La economía real es esta: una rueda que gira si el camino existe. Si la soja y el maíz no entran, si la leche no sale, el almacén del pueblo lo siente, la escuela agrotécnica lo siente, el hospital lo siente. Por eso, más que una foto de agua, esto es una agenda de comunidad. 
Cuando el agua baje —porque va a bajar— habrá que contar pérdidas, pero también capitalizar aprendizajes: mapear bajíos, ordenar escurrimientos, profesionalizar consorcios camineros y blindar a tambos y chacras con infraestructura simple que salve la diferencia entre llegar o no llegar. En esta provincia que sabe producir, nadie sobra: ni el que ordeña a las cuatro ni el que entosca a la madrugada. El barro no distingue colores; la respuesta tampoco debería. Y ahí, como siempre, la comunidad será el primer dique.

 

Te puede interesar
NOTA

Mirtha Legrand se retira de la TV pero con glamour

Actualidad03/11/2025

A los 98 años, Mirtha Legrand prepara su último ciclo televisivo desde Mar del Plata. Después de más de medio siglo frente a cámara, “La Chiqui” cierra una era dorada de la cultura argentina. Pero su despedida no tiene tono crepuscular: es puro glitter, memoria y deseo de seguir viendo renacer al país que amó desde su mesa.

NOTA

El préstamo de EEUU a la Argentina empantanado

Actualidad03/11/2025

El paquete financiero de USD 40.000 millones anunciado entre Milei y Trump sigue sin completarse. El tramo bancario privado exige garantías más duras y el Tesoro norteamericano discute su exposición. En el FMI crece la inquietud: temen que el rescate bilateral priorice a Wall Street y altere el orden de pagos del Fondo.

Lo más visto
NOTA

El préstamo de EEUU a la Argentina empantanado

Actualidad03/11/2025

El paquete financiero de USD 40.000 millones anunciado entre Milei y Trump sigue sin completarse. El tramo bancario privado exige garantías más duras y el Tesoro norteamericano discute su exposición. En el FMI crece la inquietud: temen que el rescate bilateral priorice a Wall Street y altere el orden de pagos del Fondo.

NOTA

Mirtha Legrand se retira de la TV pero con glamour

Actualidad03/11/2025

A los 98 años, Mirtha Legrand prepara su último ciclo televisivo desde Mar del Plata. Después de más de medio siglo frente a cámara, “La Chiqui” cierra una era dorada de la cultura argentina. Pero su despedida no tiene tono crepuscular: es puro glitter, memoria y deseo de seguir viendo renacer al país que amó desde su mesa.