José C. Paz: comedores movilizaron al Concejo Deliberante para exigir alimentos

Espacios comunitarios organizados en el Polo Obrero y el Teresa Vive presenciaron el tratamiento de un proyecto de las bancas del FITU, el cual solicita al gobierno municipal la entrega de partidas alimentarias ante los recortes de Milei.

Región 17/04/2024
nota 1 comedores

Por Rodrigo Lescano

 

En su novela “Eugenia Grandet”, Honoré de Balzac escribió que “El hambre hace salir al lobo del bosque.” A casi doscientos años de la publicación de este clásico de la literatura francesa, esta frase puede aplicarse a los miles de comedores y merenderos que, a lo largo y ancho del país, salen a la calle a reclamar alimentos ante los recortes de las partidas del programa de Políticas Alimentarias que lleva a cabo el gobierno libertario.

 

José C. Paz no está exento de esta realidad y los comedores comunitarios se movilizaron este miércoles al Concejo Deliberante local para acompañar el tratamiento de un proyecto de ordenanza que establecía que el municipio debía garantizar la asistencia alimentaria a esos espacios.

 

La propuesta, elaborada por las concejalas del Frente de Izquierda Unidad, señala el pedido de alimentos a la gestión del intendente Mario Ishii porque “cada vez más familias asisten a comedores debido al hambre y la pobreza”. También denuncia que el gobierno nacional “cortó la provisión de alimentos a 45 mil comedores en todo el país” y aplica “un ajuste brutal contra los trabajadores en el marco de una disparada de los precios de los alimentos”.

 

En la sesión se hicieron presentes integrantes de comedores y merenderos pertenecientes a las organizaciones sociales Polo Obrero y Teresa Vive, así como también vecinos que se organizan en asambleas barriales. Luego de varias horas de discusión, los concejales de Unión por la Patria, de La Libertad Avanza y de los partidos que conformaban Juntos por el Cambio decidieron rechazar el proyecto y mandarlo a archivo.

 

No hay plata

 

Para encontrar las razones de sus votos, LA PRIMERA consultó a varios de los ediles paceños que se opusieron al proyecto de la izquierda. Fabricio Cheiro, concejal por la Coalición ARI, argumentó: “Es difícil que el municipio pueda suplir el faltante de mercadería que el Ministerio de Capital Humano no envía, pero los gobiernos nacionales y provinciales tienen que hacerse cargo. Detrás de los números, hay gente que no come”.

 

Esta postura es similar a la de su compañero de lista durante las elecciones pasadas, Alexis Livora. El militante del PRO remarcó que “ante la bajísima tasa de recaudación que tiene el municipio, éste no tiene los recursos para cubrir esas necesidades si no tiene la ayuda de Nación o Provincia”.

 

Por su parte, el concejal peronista Jonathan Urquiaga –quien dirigió años atrás el área de emergencia alimentaria municipal- sostuvo que “el municipio siempre abasteció con todo lo que podía a los comedores, pero no se le puede obligar al gobierno local a cumplir con la entrega de alimentos cuando no se nos baja nada a nivel nacional”.

 

En su búsqueda de formas para conseguir lo reclamado, Urquiaga propuso que se elabore una minuta de comunicación para el Ministerio de Capital Humano donde se exprese la problemática de estos espacios.

 

Sí, hay plata

 

 

Estas posturas no dejaron para nada contentas a los vecinos presentes ni tampoco a las concejalas del FITU que elaboraron la iniciativa. Sandra Becerra, concejala por el Partido Obrero, expresó: “Ishii, a su manera, lleva a cabo el programa de Milei-Pettovello quienes desde Nación dejaron sin alimentos a 45 mil comedores populares en todo el país. Con un salario mínimo de indigencia de $202.000 cada vez más vecinos se acercan a pedir un plato de comida. La situación es insostenible. Este proyecto forma parte del plan de lucha que en todo el país venimos dando contra el hambre y el ajuste criminal de la motosierra de Milei”.

 

Anabela Colli, perteneciente al PTS, reprochó: “Los concejales de Unión por la Patria nos dicen que el municipio no tiene recursos para abastecer de alimentos a los comedores de José C. Paz que el gobierno de Milei les recortó la comida. Sin embargo, Ishii destina plata para invertir en cabinas policiales. ¿No hay plata? ¡Si, PLATA HAY! Solo que tienen otras prioridades”.

 

Ollas (y panzas) vacías

 

“Todos los días nos preguntan cuándo habrá comida. Ya no sabemos que responder. A los nenes no les podes explicar qué, por culpa de este gobierno, se quedan sin su plato de comida”, se lamentó ante este medio Anabella Oberst, colaboradora del comedor La Abuela Sara. Este lugar es parte de la red de comedores que tiene la organización Teresa Vive, perteneciente al MST, en territorio paceño y está ubicado en el barrio Néstor Kirchner. Es responsable de la alimentación de sesenta y cinco familias, por las cuales elaboran entre 160 y 200 porciones de comida.

 

Oberst, quien estudia psicología social y milita en el partido que tiene como dirigente a Vilma Ripoll, graficó para este medio cómo la política de ejecución 0 de los presupuestos a programas alimentarios lo único que logró fue poner en peligro de cierre al comedor: “Antes, se cocinaba varios días a la semana. Con el correr de los meses, fuimos bajando de cuatro a tres días. Ahora solo cocinamos un día a la semana”.

 

Con mucho dolor, ella contó que, durante marzo, solo pudieron realizar seis ollas populares, pero no fue suficiente: “No llegamos a darles a todas las familias”. Antes, realizaba rifas y recolectaba donaciones con sus compañeros para “bancar la olla”. Ahora es mucho más difícil: “Comprar fideos, arroz, puré o harina nos sale muy caro. No llegamos a comprar nada y las donaciones que recibimos no alcanzan. Hacemos una olla cuando podemos y es cada vez más grande el número de vecinos que se suma”.

 

Esta cruda realidad atraviesa a los otros cuatros comedores comunitarios que tiene a su cargo el Teresa Vive. Ubicados en los barrios olvidados por los gobiernos de turno, todos tuvieron que bajar los días de atención. Hay casos extremos como el merendero Puños en Alto que debió cerrar porque se cayó su techo. Hasta que no terminen las reparaciones (realizadas por sus miembros sin el apoyo de entes gubernamentales) no volverá a servir sus meriendas en el barrio Frino.

 

Con quince espacios comunitarios ubicados en los barrios Lamas, San Atilio, Néstor Kirchner, Las Heras, La Base y La Paz, el Polo obrero de José C. Paz intenta llenar las barrigas de más de cien personas que asisten en ellos. José Hinojosa, dirigente de este movimiento piquetero, describió que los sostienen gracias a las donaciones de vecinos. Aunque reciben ayuda provincial, eso no les alcanza: “Provincia da, pero no alcanza para nada ¿Qué hacemos con cinco pack de fideos? Es una miseria total. La falta de entrega de mercadería es nacional, provincial y municipal”.

 

Sobre la asistencia del gobierno de Mario Ishii, Oberst aclaró que solo una vez recibieron ayuda de él: “Se olvidan de los comedores porque no pertenecemos al mismo partido político. Pero el hambre ataca a todos en José C. Paz. Cuando pedimos guardapolvos, útiles y zapatillas, no hay para nosotros”.

 

Sacarlos de las calles, pero no de la pobreza

 

La falta de respuesta del gobierno local al pedido de alimentos y la cruzada del Ministerio de Capital Humano contra los “intermediarios” de la asistencia social provocan que las organizaciones sociales sigan en pie de guerra contra el hambre y el ajuste. Oberst opinó que el gobierno “no sabe la existencia real de lo mal que se vive” y la ministra Sandra Pettovello los quiere “ignorantes” y que no peleen por sus derechos: “Ellos atacan la organización que tienen los desocupados y no ven que nos organizamos conscientemente contra este gobierno que nos quieren empobrecidos”.  

 

“Nos quieren quitar de las calles, pero no de la pobreza. La olla popular y la organización les molesta”, reforzó la militante. En ese sentido, Hinojosa observó que hay una disputa entre “los intereses de las y los trabajadores ocupados y desocupados y el plan de guerra de Milei que solo genera hambre y miseria”. En consecuencia, propuso como salida “una gran asamblea nacional de trabajadores ocupados y desocupados para trazar un plan de lucha de conjunto hacia la huelga general que derrote al plan motosierra del presidente”.

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