
La desocupación cayó al 6,6% en el tercer trimestre de 2025, pero el alivio estadístico se explica por el crecimiento del cuentapropismo y la informalidad. Más personas ocupadas, menos empleo con derechos y una calidad laboral en retroceso.


Los incidentes de seguridad aumentaron en un año y el crecimiento no se concentra en un solo territorio. Con picos en el norte, expansión en el interior y robos cada vez más violentos en el Conurbano, la inseguridad dibuja un escenario más disperso y complejo.
Actualidad21/12/2025
Inseguridad en alza y delito fragmentado
De acuerdo al Barómetro del Observatorio de Seguridad de Verisure, la Argentina cerró el año con un aumento del 20% en los incidentes de seguridad respecto del período anterior. El dato, por sí solo, ya es alarmante. Pero adquiere otra dimensión cuando se observa cómo se distribuye ese crecimiento: no es homogéneo, no se concentra en un solo territorio y dibuja un nuevo mapa del delito.
“El aumento interanual del 20% que arroja el Barómetro nos muestra un escenario más complejo y fragmentado, donde cada provincia presenta patrones propios de riesgo”, explicó Carlos Beltrán Rubinos, director de Operaciones de Verisure Argentina. En esa línea, sostiene que “estos indicadores permiten entender mejor cómo evoluciona la inseguridad y dónde es necesario fortalecer las estrategias de prevención y respuesta”.
Corrimiento del delito
Tucumán aparece en el primer lugar del ranking, con una suba del 65% en los hechos registrados. La capital provincial concentra la mayor cantidad de casos y confirma una tendencia que se profundizó durante el último año: el norte del país dejó de ser una excepción estadística para convertirse en uno de los principales focos de preocupación en materia de seguridad. A diferencia del promedio nacional, además, Tucumán muestra días y horarios críticos propios, con mayor incidencia los lunes, miércoles y jueves, entre las 4 y las 6 de la mañana.
En segundo lugar se ubica Córdoba, con un incremento del 50%. Allí, el crecimiento ya no se limita a la capital, sino que se extiende a departamentos como Colón y a distintas zonas del interior provincial. El fenómeno marca una expansión del delito más allá de los grandes centros urbanos tradicionales y replica el patrón nacional en cuanto a días y horarios: fines de semana, entre la medianoche y las cuatro de la madrugada.
Los datos provinciales refuerzan esa tendencia. Según el Observatorio de Seguridad y Convivencia de Córdoba, durante el primer semestre de 2025 se registraron más de 92 mil hechos presuntamente delictivos en la provincia, de los cuales más del 65% correspondió a delitos contra la propiedad, como robos y hurtos. El informe advierte que, si bien la ciudad de Córdoba concentra el mayor volumen de denuncias, también se detecta un crecimiento sostenido en localidades del interior, lo que incrementa la presión sobre los sistemas policiales y judiciales fuera del área metropolitana.
Mendoza ocupa el tercer escalón del ranking, con un aumento del 40%, concentrado en la capital, Godoy Cruz y Guaymallén. El Gran Mendoza consolida así una dinámica sostenida de crecimiento del delito en sus principales núcleos urbanos. La costa atlántica, con una suba del 30%, muestra a Mar del Plata como epicentro regional, aunque con una particularidad: la franja horaria más conflictiva se adelanta y se concentra entre las 21 y la medianoche.
El Conurbano y los robos violentos. Buenos Aires aparece más abajo en el listado, con un 15% de aumento, pero el dato resulta engañoso si se lo analiza en detalle. Un informe de la Fundación de Investigaciones en Inteligencia Financiera señala que los robos violentos en el Gran Buenos Aires crecieron más de un 500% en la última década, pasando de 411 hechos registrados en 2015 a 2.917 en 2024. El relevamiento indica que el Conurbano concentra más de la mitad de los robos violentos cometidos en todo el país, con especial impacto en los corredores del oeste y el sur.
El estudio detalla además que once de los 24 municipios del GBA duplican la tasa nacional de robos violentos, con distritos como Quilmes, Merlo y Lanús entre los más afectados. La combinación de alta densidad poblacional, circulación nocturna y modalidades delictivas cada vez más violentas refuerza la centralidad del Conurbano en el mapa nacional de la inseguridad, aun cuando el porcentaje global de crecimiento resulte inferior al de otras provincias.
En paralelo a estos incrementos territoriales, los indicadores nacionales muestran una dinámica más compleja del fenómeno delictivo. De acuerdo con los últimos registros del Sistema Nacional de Información Criminal, la tasa de homicidios dolosos en la Argentina se ubicó en 3,8 cada 100 mil habitantes, el nivel más bajo de las últimas dos décadas. El dato convive, sin embargo, con el crecimiento sostenido de otros delitos, en particular los robos y hechos violentos en zonas urbanas, y refuerza la idea de un escenario fragmentado, donde no todos los indicadores evolucionan en la misma dirección pero sí impactan de manera directa en la percepción social de la inseguridad.
La estadística dura encuentra su correlato en la percepción social. El 74% de los argentinos señala a la inseguridad como su principal preocupación, una inquietud transversal a todos los niveles socioeconómicos. La violencia en la vía pública domina el temor colectivo, mientras que en los domicilios adquiere mayor peso en los sectores medios, particularmente sensibles a robos e intrusiones.
En el conurbano bonaerense, nueve de cada diez habitantes del oeste y el sur identifican la inseguridad en las calles como uno de los problemas centrales de su zona. Más de la mitad de los encuestados considera que su localidad es hoy más insegura que hace un año, aunque el indicador muestra una leve mejora respecto de mediciones anteriores.
Cuando se indagan las causas, el diagnóstico es contundente. La mayoría apunta a la falta de medidas políticas efectivas y a la escasa capacitación de las fuerzas de seguridad. Aunque esas menciones bajaron levemente respecto del año pasado, siguen encabezando el ranking de los factores que la mayoría vincula con el aumento del delito.
Las horas más críticas para la seguridad
El Barómetro de Seguridad 2025 identifica franjas horarias que se repiten como las más riesgosas a nivel nacional. En promedio, los incidentes se concentran entre las 0 y las 4 de la madrugada, especialmente los viernes, sábados y domingos, cuando aumenta la circulación nocturna y disminuye la presencia preventiva.
Sin embargo, el informe advierte que algunas provincias rompen ese patrón. Tucumán, por ejemplo, muestra picos de hechos durante días hábiles, en particular los lunes, miércoles y jueves, entre las 4 y las 6 de la mañana, un corrimiento que obliga a repensar los esquemas clásicos de patrullaje. En la costa atlántica, en cambio, la franja más conflictiva se adelanta y se concentra entre las 21 y las 24, asociada a zonas comerciales y turísticas.
Los especialistas subrayan que estos datos permiten ajustar recursos y despliegues según dinámicas locales y no solo replicar modelos uniformes.
El Barómetro del Observatorio de Seguridad de Verisure revela un aumento interanual del 20% en los incidentes de seguridad y expone un mapa del delito cada vez más fragmentado, con provincias que muestran patrones propios y horarios críticos que rompen la lógica tradicional.
Aunque la tasa de homicidios está en su nivel más bajo en dos décadas, el crecimiento de robos y hechos violentos en zonas urbanas sostiene una fuerte percepción de inseguridad: el 74% de los argentinos identifica al delito como su principal preocupación cotidiana.

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