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Presentado como “justicia salarial”, el beneficio del Banco Nación reintegra el 100% de las compras hechas con BNA+ MODO a los trabajadores de Anses, hasta un tope de 500 mil pesos. El guiño llega tras meses de recortes y despidos en el organismo y a solo días de la votación.
Actualidad13/10/2025A trece días de las elecciones, el Gobierno puso en marcha su propia versión del plan platita. El presidente Javier Milei anunció un reintegro de hasta 500 mil pesos para empleados de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), uno de los sectores más castigados por el ajuste.
El beneficio, financiado por el Banco Nación, devuelve el 100% de las compras realizadas con tarjetas Visa a través de la app BNA+ MODO, hasta el tope establecido.
La medida entra en vigencia el 15 de octubre y fue presentada como parte del programa “Tu sueldo rinde más”, aunque su oportunidad temporal la convierte en una herramienta claramente electoral.
El plan se disfraza de “justicia salarial”, pero apunta al corazón del electorado estatal que Milei erosionó durante su propio mandato. En la Anses, donde trabajan más de 14 mil empleados, los últimos meses estuvieron marcados por recortes, retiros voluntarios y despidos.
El bono intenta amortiguar el malestar dentro del organismo y, a la vez, inyectar consumo en los días previos al 26 de octubre.
El mecanismo es simple: quienes cobren su salario en el Banco Nación podrán recibir un reintegro automático por sus compras hasta alcanzar los 500 mil pesos.
En términos financieros, no es un bono presupuestario, sino una promoción bancaria que se cubre con fondos del propio banco.
Eso permite al Gobierno sortear el gasto público directo y presentarlo como una “acción de mercado”. Sin embargo, el efecto político es el mismo: repartir dinero en vísperas electorales.
En los despachos económicos admiten que la medida tiene un impacto macroeconómico marginal, pero un valor simbólico alto. En un contexto de inflación acumulada y caída del poder adquisitivo, un reintegro de medio millón de pesos puede alterar el humor de corto plazo de un grupo clave: los empleados públicos.
El Presidente, que desprecia los “planes”, aplica el suyo en modo bancario: una transferencia indirecta, con la marca del Banco Nación en lugar del Tesoro, pero con el mismo objetivo: mejorar la sensación de bolsillo antes de votar. Según cálculos privados, si todos los empleados de Anses accedieran al reintegro completo, el programa implicaría una erogación cercana a los 7.000 millones de pesos.
El monto no pone en riesgo la estabilidad del Banco Nación, pero reabre el debate sobre el uso electoral de la banca pública. El banco estatal ya actúa como prestamista del Tesoro y canaliza líneas de crédito subsidiadas; ahora, también se convierte en operador político del consumo. Entre los trabajadores de Anses, el beneficio fue recibido con una mezcla de alivio y desconfianza.
Después de meses de recortes y cambios de estructura, muchos lo leen como una compensación tardía. “Nos bajaron el sueldo real y ahora nos devuelven lo que perdimos, pero en cuotas de supermercado”, comentó un empleado de nivel medio.
En términos de política económica, el programa es más electoral que redistributivo. No corrige salarios, no repara la inflación ni cambia la estructura del gasto. Solo busca generar un shock de consumo inmediato en un grupo reducido y visible, el mismo que tramita las jubilaciones, pensiones y asignaciones que impactan en millones de votantes. Y aunque la pulseada por los votos no se gana con billetes, en un país con sueldos licuados, cualquier reintegro puede parecer justicia. Hasta que se apaga el modo campaña y vuelve la economía real.
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