Protestas y pintadas en Morón: la crisis gremial expone la fragilidad política de Lucas Ghi

El inicio de diciembre en Morón no fue todo color de rosas: en un contexto de cada vez mayor agitación gremial, las pintadas en las paredes de dependencias municipales y los neumáticos en los accesos reflejaron un malestar profundo en el distrito.

Región 02/12/2025
ghi

El reclamo por salarios incompletos y horas extras impagas se transformó en un claro mensaje político hacia la administración de Lucas Ghi, que enfrenta un clima verdaderamente hostil en la relación con sus trabajadores.

La protesta, impulsada por las bases más allá de la conducción sindical, expone una fractura interna que trasciende lo laboral. La falta de pago total de haberes y la denuncia de cesantías por contratos no renovados alimentan la percepción de una gestión debilitada, justo en un momento en que la crisis económica nacional multiplica las demandas sociales sobre los municipios. 

El Sindicato de Trabajadores Municipales intentó encauzar el conflicto con un comunicado que destacó el aumento salarial del 5,4% aplicado este mes, pero reconoció la deuda en horas extras y anunció gestiones ante el Ministerio de Trabajo bonaerense. La advertencia de que podría tratarse de una “decisión insensible” marca la distancia entre el discurso oficial y la realidad que viven los empleados en el día a día.

Desde el oficialismo se deslizó que el problema se resolvería en el transcurso de la semana, pero el daño político claramente ya está hecho. La imagen del intendente quedó asociada a frases como “Ghi pagá los sueldos” y “con los municipales no”, pintadas en las paredes de sus propias dependencias. En política, lo simbólico pesa tanto como los números, y el escenario de protesta en las puertas del municipio es un golpe fuerte.

El episodio, viéndolo de un plano más amplio, abre un interrogante mayor: ¿hasta qué punto los municipios pueden sostener la gobernabilidad en medio de la crisis económica nacional? Morón se convierte en un caso de cómo los conflictos salariales locales pueden escalar hacia un cuestionamiento político que escala, donde la figura del intendente queda en el centro de la escena y la estabilidad de la gestión se pone a prueba.

El intendente Lucas Ghi atraviesa un escenario político complejo en Morón, marcado por el quiebre de su relación con Martín Sabbatella, referente con fuerte peso territorial y nacional. En este contexto, Ghi enfrenta varios frentes simultáneos: la necesidad de recomponer vínculos políticos, encauzar la administración en medio de la crisis económica y sostener legitimidad en lo local, frente a los vecinos que observan con desconfianza la capacidad del municipio para dar respuestas.

 

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