Intendentes en alza: la trinchera que contuvo a la ola violeta en la Primera

Los resultados de septiembre y octubre confirmaron un dato central: los intendentes volvieron a ser actores decisivos en la política bonaerense.

Región 30/10/2025
Intendentes en alza la trinchera que contuvo a la ola violeta en la Primera

Los comicios de septiembre y octubre dejaron una enseñanza clara: en la Primera, los intendentes recuperaron centralidad. Allí donde la ola violeta amenazaba con arrasar, fueron los jefes comunales quienes se plantaron como trinchera electoral. En la Primera Sección, el katopodismo en San Martín, Federico Achával (Pilar), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Mariel Fernández (Moreno), Mario Ishii (José C. Paz) y Gustavo Menéndez en Merlo, entre otros, mostraron que el poder territorial sigue siendo determinante.  

El fenómeno se explica en parte por la multiplicidad del voto. Una porción significativa del electorado distingue entre lo local y lo nacional: valora positivamente a su intendente peronista, pero a la hora de elegir presidente o diputados nacionales se inclina por La Libertad Avanza. Debido a que, por ejemplo, no le agrada el proyecto nacional del peronismo, o las figuras nacionales del espacio. Ese corte, que durante años se observó en Córdoba —con votantes que respaldaban al cordobesismo en lo provincial y al macrismo o al mileísmo en lo nacional—, hoy se replica en la Primera Sección bonaerense. Por ejemplo, fue muy notorio el caso de Pilar: votantes que acompañaron a Achával en septiembre, pero en octubre prefirieron votar a LLA.

En ese marco, los intendentes se convirtieron en administradores de la cercanía: gestionan obras, sostienen la asistencia social y encarnan la representación más inmediata con el vecino. Esa legitimidad les permitió resistir mejor que el peronismo nacional, que aparece desgastado y sin una narrativa clara frente al discurso libertario. Hemos publicado ayer respecto a cómo varias intendencias de la zona oeste de la Primera y La Matanza fueron las claves para descontar la enorme diferencia que había en el resto de la provincia, y evitar que el retroceso peronista sea aún peor. 

El mensaje más explícito lo dio Alejandro Granados, intendente de Ezeiza, cuando escribió en X: “Es un mensaje para nuestros dirigentes nacionales, que tienen que entender que los intendentes somos los que tenemos los votos y somos los que representamos a la gente”. Una frase que sintetiza el nuevo equilibrio de poder dentro del PJ bonaerense: los jefes comunales no solo defienden sus distritos, también tendría sentido y datos, que reclamen voz y voto en la estrategia provincial y nacional.

De cara a 2027, el escenario abre interrogantes. Con intendentes fortalecidos y con resultados que los respaldan, no es descabellado pensar que alguno de ellos busque proyectarse a la gobernación o a un cargo de magnitud nacional. La Primera Sección, con su peso político fundamental, aparece como el epicentro de esa disputa. Hay varios intendentes que andan con ganas de proyectarse, caso Achával, Nardini u otros. Y en un peronismo que busca reconfigurarse tras el cimbronazo libertario, los intendentes ya no se conforman con ser la retaguardia: quieren ser la punta de lanza del futuro.

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