Milei no ganó el Presupuesto, ganó tiempo que vale oro

El oficialismo logró el dictamen de mayoría del Presupuesto 2026 con apoyo del PRO, la UCR y algunos provinciales. No hubo triunfo estructural, pero sí una jugada estratégica: empujar el debate a diciembre, cuando el Congreso tenga más bancas violetas.

Política 04/11/2025
NOTA

El clima veraniego llegó antes que diciembre. En el Congreso, los trajes se aflojaron y el realismo político volvió a marcar el ritmo. El Gobierno de Javier Milei entendió algo básico: cuando los votos escasean, el tiempo vale más que cualquier presupuesto. Lograr el dictamen de mayoría, aunque sea en tablas, fue menos un logro técnico que una jugada de supervivencia.

Diego Santilli, todavía diputado pero ya con el cartel de ministro del Interior colgado en la puerta, se movió como si el Congreso fuera su viejo distrito. Recorrió la Comisión de Presupuesto y Hacienda con el libreto aprendido: “Que se trate en extraordinarias, que se respete lo que votó la sociedad”. Traducido al idioma de la rosca: “Nos conviene esperar al 10 de diciembre, cuando el tablero tenga más fichas propias”. Nadie disimuló. En la Argentina, la política dejó hace tiempo de fingir que no negocia.

El libertario Bertie Benegas Lynch definió con su doble voto un empate que podría haber pasado inadvertido, si no fuera por lo que implica: el Gobierno ganó un dictamen y un mes entero de oxígeno. En la mesa chica lo celebraron con torta de cumpleaños y una frase repetida entre sonrisas: “Ganar es ganar”.

 

Un empate con sabor a victoria

El oficialismo consiguió 20 firmas —las justas— con el respaldo del PRO, la UCR y algunos provinciales aliados. Enfrente, Unión por la Patria reunió el mismo número. El desempate corrió por cuenta del libertario Benegas Lynch, que selló la victoria libertaria y se llevó los flashes. No fue una mayoría ideológica: fue una mayoría de ocasión. Pero en la política, la diferencia entre perder y empatar es un mes más de supervivencia.

En la otra vereda, el kirchnerismo intentó armar un dictamen alternativo junto a radicales moderados, el MID y Encuentro Federal. No alcanzó. El peronismo sabe sumar votos, pero no sincronizarlos. La oposición está fragmentada y, mientras se miran entre sí, Milei se anota los puntos. Carlos Heller ensayó su crítica más demoledora: “Este presupuesto oculta un déficit disfrazado de entusiasmo”. Lo escucharon con atención, tomaron nota, y siguieron con el brindis.

En esa ecuación, los gobernadores fueron el comodín. Nadie quiere romper la foto de estabilidad, pero todos reclaman lo suyo: fondos previsionales, obra pública, refuerzos para salud, y algún guiño político. Milei lo sabe y lo usa: la predisposición a negociar se volvió una moneda de cambio más valiosa que cualquier partida presupuestaria.

 

El tablero detrás del tablero

La victoria libertaria en comisión no significa que el Presupuesto se apruebe tal cual llegó desde Economía. PRO y UCR firmaron con disidencias, y eso abre la puerta a un festival de enmiendas durante el debate en el recinto. Pero esa batalla será en diciembre, cuando la composición del Congreso se incline todavía más hacia La Libertad Avanza. De ahí la obsesión de Santilli por empujar la sesión hasta después del 10.

Mientras tanto, los gobernadores juegan su propia partida. No firmaron gratis: quieren garantías. Desde el Norte reclaman que se actualicen los fondos para discapacidad; en el Sur piden obras viales paralizadas; en el centro del país, las cajas previsionales provinciales se volvieron el grito unánime. La Rosada escucha, calcula y promete lo justo. “Lo que no está en el Excel, no existe”, repiten en los pasillos del Palacio.

La política del Excel tiene sus límites. Gobernar sólo con fórmulas fiscales puede funcionar mientras el termómetro social no suba. Pero diciembre siempre llega. Y el verano argentino tiene la costumbre de derretir más que presupuestos.

En esa lógica, la “predisposición a negociar” ya no se lee como debilidad, sino como táctica. Cada reunión con un gobernador se convierte en un capítulo de House of Cards versión criolla: promesas a futuro, guiños por WhatsApp y silencios que dicen más que cien discursos. Patricia Bullrich y Karina Milei operan la retaguardia, mientras Santilli teje puentes que algún día habrá que cruzar.

Del otro lado, Unión por la Patria intenta mantener la iniciativa. Su dictamen, con 20 firmas, se sostiene en la exigencia de incluir las leyes vetadas por Milei y ratificadas por el Congreso: Emergencia Pediátrica, Emergencia en Discapacidad y Presupuesto Universitario. No es sólo cuestión de partidas, sino de narrativa: forzar al Gobierno a cumplir con lo que votó el Parlamento es, en este contexto, una forma de marcar autoridad.

 

El arte de ganar tiempo

El Gobierno proyecta una inflación del 10,1% y un crecimiento del 5% para 2026. Cifras que hasta los más fieles al oficialismo leen con ironía. Pero el valor político del Presupuesto no está en las variables económicas, sino en su cronograma: cuándo se trata, con quiénes se vota, y en qué clima se discute. Esa es la verdadera planilla que mira Milei.

Con este dictamen, el Ejecutivo asegura que el debate se postergue hasta que el Congreso tenga otra correlación de fuerzas. La victoria legislativa se mide en bancas, pero también en tiempos. Si el oficialismo logra llegar a diciembre con control de agenda, el resto se vuelve detalle técnico.

Mientras tanto, la oposición intenta evitar la jugada: buscan juntar 129 voluntades para convocar a una sesión antes del recambio y tratar su propio dictamen. Pero saben que el reloj juega en su contra. Cada día que pasa, el “gobierno violeta” crece en volumen y confianza.

El Presupuesto 2026 aún no está aprobado, pero el tablero cambió. Los gobernadores, ahora con más margen de maniobra, negociarán hasta el último renglón de las partidas. Milei, en tanto, se reserva la carta del veto: una amenaza sutil que ordena más que cualquier discurso.

La política argentina no premia a los que sueñan, sino a los que calculan. Y el Gobierno, que hace meses caminaba al borde del abismo legislativo, logró algo que vale tanto como un triunfo electoral: tiempo. Un mes, un dictamen, una ventana de negociación. Lo justo para llegar a diciembre con aire.

Porque en la rosca, como en el fútbol, no gana el que más grita. Gana el que aguanta el calor hasta el pitazo final.

El Gobierno no ganó por mayoría, ganó por desgaste: hizo del calendario su mejor aliado.

 

 

Te puede interesar
NOTA

Argentina, peón del tablero de los negocios entre China y EEUU

Política 04/11/2025

El Gobierno desactivó proyectos con China y profundizó su alineamiento con Donald Trump. La ruptura fue celebrada por Washington, pero en el fondo Estados Unidos y el gigante asiático ya sellan un nuevo equilibrio global. Milei cree estar eligiendo bando; en realidad, sólo fue incorporado al tablero.

NOTA 1 RELANZAMIENTO

Milei James Brown: relanza poder y va por todas las reformas

Política 03/11/2025

Tras el 26-O, el Gobierno pasó del borde del nocaut a marcar el ritmo. Con puesta, música y abrazos medidos, Milei reestrenó gabinete, aseguró el tercio para blindar vetos y decretos, y habilitó la “segunda etapa”: reforma tributaria, modernización laboral, Código Penal y Presupuesto 2026.

Lo más visto
NOTA

El préstamo de EEUU a la Argentina empantanado

Actualidad03/11/2025

El paquete financiero de USD 40.000 millones anunciado entre Milei y Trump sigue sin completarse. El tramo bancario privado exige garantías más duras y el Tesoro norteamericano discute su exposición. En el FMI crece la inquietud: temen que el rescate bilateral priorice a Wall Street y altere el orden de pagos del Fondo.

NOTA

Mirtha Legrand se retira de la TV pero con glamour

Actualidad03/11/2025

A los 98 años, Mirtha Legrand prepara su último ciclo televisivo desde Mar del Plata. Después de más de medio siglo frente a cámara, “La Chiqui” cierra una era dorada de la cultura argentina. Pero su despedida no tiene tono crepuscular: es puro glitter, memoria y deseo de seguir viendo renacer al país que amó desde su mesa.