Se busca líder para la clase trabajadora

El cierre de listas dejó a la CGT fuera del juego político y expuso la crisis terminal de su conducción. Crecen las voces por una renovación profunda: un solo líder, voto directo y sindicalismo con proyecto.

Política 23/07/2025
NOTA

CGT, sin poder ni conducción

El cierre de listas en el peronismo dejó una postal reveladora: la CGT no estuvo invitada al reparto. La central obrera más grande del país, históricamente actor clave del PJ, quedó mirando desde la vereda. No hay candidatos cegetistas, no hay peso político, no hay siquiera interlocución sólida. Y en los gremios empieza a correr una certeza: esta conducción tibia no va más.

Lo que viene no es sólo una discusión de nombres, sino de poder. El triunvirato que encabezan Daer, Acuña y Martínez es visto como una fórmula de equilibrio sin épica ni músculo, incapaz de representar al movimiento obrero en un momento de ajuste feroz y redefinición ideológica del peronismo. En los chats sindicales, los pases de factura vuelan con nombre y apellido.

La bronca tiene causas acumuladas. Primero, el silencio ante la persecución judicial a Cristina. Después, el respaldo tardío a Axel Kicillof. Y por último, la humillación final: no haber metido ni un nombre en las listas, ni siquiera a través de los acuerdos de unidad. En los gremios cercanos al kirchnerismo el diagnóstico es claro: quedaron afuera porque no se jugaron nunca por un proyecto.

Carlos Ortega, de Secasfpi, lo dijo sin vueltas: “Cuando proscribieron a Cristina miraron para otro lado, tienen lo que se merecen”. Y fue más allá: pidió voto directo para elegir la conducción de la CGT. “Cinco gremios no pueden seguir decidiendo todo”, sentenció.

El gremio de Seguros, la UOM, los estatales de APOPS y sectores de las 62 Organizaciones ya empezaron a moverse con otra agenda: quieren una CGT con un solo secretario general, con línea política, con peso territorial y presencia real en la disputa nacional. Los nombres empiezan a sonar: Sergio Palazzo, de los bancarios, con ADN combativo y calle, y Facundo Moyano, que a pesar de su zigzag político conserva estructura y apellido.

El punto de inflexión podría ser el próximo Congreso de renovación de autoridades, aunque aún no tiene fecha. La discusión ya no es si los gordos tienen que seguir, sino cómo construir una nueva CGT que no negocie desde la comodidad sino desde el poder. Porque discutir “por el poder mismo” sin un proyecto político —como dijo Ortega— es el camino más corto al decorado.

Y esa es la discusión que el peronismo también necesita. Sin una CGT fuerte, el campo popular pierde su músculo histórico, su termómetro social y su brazo organizado. Y mientras Milei avanza con motosierra y discurso antiestado, no alcanza con marchar a San Cayetano una vez al año. Hace falta una CGT que vuelva a marcar la cancha.

El peronismo necesita una CGT que no sea decorado de Congreso ni foto de archivo. Necesita una conducción que entienda que el poder no se pide, se construye. Que tenga un solo liderazgo, con espalda, con coraje y con causa.

Porque sin sindicatos fuertes, el peronismo se achica. Y sin proyecto, la CGT se disuelve entre traiciones y tibieza. Es ahora o nunca.

 

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