
El proceso político-judicial contra Julieta Makintach ya está en marcha: quedó suspendida, con un recorte del 40% de su sueldo, y no podrá renunciar. El caso desnuda la mezcla peligrosa entre tribunales, cámaras y poder.
El Gobierno decidió tensionar con los bancos y congelar el crédito al sector privado para obligarlos a financiar al Tesoro. En paralelo, las denuncias de corrupción paralizan las inversiones prometidas. Se puede endulzar a los plutócratas, pero nunca engañarlos.
Actualidad27/08/2025Los bancos son otra pelea de Milei
El Banco Central volvió a subir los encajes hasta el 53,5%: de cada 100 pesos que ingresan en depósitos, más de la mitad queda inmovilizada. La medida empuja a los bancos a comprar bonos del Tesoro, porque si no lo hacen, se quedan con dinero que no rinde nada.
Es un apriete técnico con efecto inmediato: menos crédito para familias y empresas. Es, en lenguaje claro, un “corrimiento” del dinero del sector privado hacia la caja pública.
Desde el punto de vista económico, la jugada es un parche que alimenta un círculo vicioso: los bancos reducen préstamos, las pymes no acceden al financiamiento, las tasas suben y la rueda de la actividad real se frena.
Desde el punto de vista político, es directamente suicida: enfrentar a los bancos en medio de la volatilidad del dólar y de un clima enrarecido por denuncias de corrupción es pegarse un tiro en el pie.
La city no lo disimula. Los tesoreros bancarios hablan de la “Banca Simons criolla”, donde los depósitos se convierten en encajes eternos y no hay margen para la intermediación.
Ya no es que falte liquidez: la rentabilidad se evapora, y con ella la voluntad de acompañar al Gobierno. Si algo enseña la historia es que el dinero es conservador: en los 80 los encajes al 90% convivieron con hiperinflación, y en los 90 la convertibilidad los bajó a la mínima expresión para revivir al sistema. Hoy, volver a niveles de hace casi cuatro décadas sólo muestra improvisación y desesperación.
El establishment, que hasta hace pocas semanas se mostraba alineado con el orden fiscal, ahora pone condiciones. Los grandes empresarios congelan inversiones hasta que se aclare el horizonte político y judicial. La energía, que era el sector estrella para 2025, pisó el freno. No es que el capital extranjero o local sea moralista: es práctico.
No arriesga miles de millones si sospecha que el andamiaje institucional se puede desmoronar. Las denuncias que salpican a Karina Milei y a funcionarios del círculo presidencial fueron la alarma que nadie esperaba.
El problema no es que falten planes económicos.
Los libertarios tienen un catálogo entero: ajuste fiscal, motosierra del gasto, aspiradora de pesos, tasas siderales.
El problema es que todo eso es insostenible sin un contexto político estable. A la economía real no le sirven las fantasías de orgía financiera: necesita reglas claras, confianza mínima y señales de continuidad.
Un plan puede ser la fantasía más excitante para la plutocracia, pero el dinero nunca es idiota: si no hay garantías de que la fiesta se sostenga en el tiempo, no se presenta ni con una copa.
El cierre es brutal en su simpleza: podés subir encajes, apretar a los bancos, secar la plaza de pesos y exhibir disciplina fiscal. Podés enamorar al mercado por un rato. Pero si el dinero huele a inestabilidad, el cocodrilo impide sacar dinero.
El riesgo electoral puede ser pasajero; el descrédito político no. Y en economía, cuando la confianza se rompe, ni la tasa más alta ni el ajuste más duro alcanzan para reconstruirla.
El proceso político-judicial contra Julieta Makintach ya está en marcha: quedó suspendida, con un recorte del 40% de su sueldo, y no podrá renunciar. El caso desnuda la mezcla peligrosa entre tribunales, cámaras y poder.
Un fallo federal detuvo el plan del Gobierno de avanzar con más de 300 cesantías encubiertas en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria. La medida también impuso una multa millonaria en caso de incumplimiento.
Más allá de ser vidrieras de galerías, las ferias de arte se convirtieron en plataformas culturales y económicas que revitalizan barrios, generan empleo y proyectan identidades.
La pérdida de poder adquisitivo golpea con más fuerza en la base de la pirámide: salarios públicos en retroceso, consumo estancado y morosidad creciente marcan un deterioro que amenaza con profundizar la recesión.
Tras el escándalo por los audios de coimas en la ANDIS, el dólar rozó su récord histórico, las acciones argentinas se desplomaron y el riesgo país volvió a subir. El Gobierno respondió con más encajes: ¿podrá Milei sostener su programa y, sobre todo, su gobierno?
En plena tormenta política desatada luego de que a comienzos de semana pasada se conocieran los audios del ahora extitular de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), Diego Spagnuolo, la empresa de la familia Kovaliker logró varios convenios por compulsa abreviada para acelerar plazos.
La médica sanisidrense y candidata cuestiona la gestión actual y plantea recuperar la calidad de vida en el distrito.
La avenida Libertador se vio convulsionada en el mediodía del lunes, donde se vio “poblada” de vehículos oficiales, ambulancias, equipos antiexplosivos, móviles de canales de televisión y muchísima custodia. La curiosidad de los automovilistas y los peatones altero el escenario.
La filtración de audios del ex titular de la ANDIS desató una tormenta que ya no se limita a sobreprecios en medicamentos: compromete a Karina Milei, Lule Menem y figuras clave del gabinete.
Con críticas a la gestión actual, el candidato de Somos Buenos Aires propone un programa integral de seguridad, mejoras en salud y obras públicas en Merlo.
La crisis del Gobierno nacional es durísima. Contra intuitivamente La Cámpora elige confrontar al Gobernador y al enemigo común.