Narco escándalo: Imputaron a Espert por lavado

El fiscal Domínguez imputó al diputado libertario por los 200 mil dólares que le entregó Fred Machado, empresario detenido y extraditado por lavado y narcotráfico. El caso salpica a La Libertad Avanza y erosiona el discurso anticasta en plena curva descendente del mileísmo.

Actualidad08/10/2025
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El presidente enfrenta una nueva crisis

 

La escena parece sacada de un guion noir: mientras la Policía Federal escoltaba a Fred Machado, el empresario narco que tejió su fortuna entre vuelos privados y cuentas off shore, el fiscal Fernando Domínguez firmaba la imputación contra José Luis Espert por presunto lavado de dinero. 

 

Dos destinos cruzados por los mismos dólares, las mismas turbinas y la misma hipocresía de un discurso moralista que se desarma en cámara lenta.

Machado ya tenía un pie en el avión de extradición rumbo a Texas cuando, sin anestesia, soltó la confesión: “Le di más de 200 mil dólares, pero era parte de un proyecto más grande”. El detalle no fue menor. La frase, pronunciada desde su arresto domiciliario, reactivó un expediente dormido y dejó al “profe” Espert en la cornisa judicial.

 

 

El profe bajo la lupa

 

El fiscal Domínguez no improvisó. Su dictamen reconstruyó los pagos que Machado habría efectuado entre 2019 y 2020 al actual diputado, supuestamente por una consultoría para una empresa minera en Guatemala. La trama suena más a guion de lavado que a contrato de asesoría. 

 

Según la investigación, el dinero no salió ni del bolsillo ni de las cuentas declaradas del empresario, sino de un fideicomiso llamado Richt Brother, administrado por Debra Mercer-Erwin, socia de Machado detenida en Estados Unidos. O sea: plata narco que cruzó fronteras bajo formato de “honorarios profesionales”.

 

“Su error fue negarme”, había dicho Machado, cuando todavía podía hablar con ironía desde Viedma. Y tenía razón: el vínculo entre ambos fue tan evidente que ni los discursos de campaña lograron encubrirlo.

 

El expediente avanza ahora bajo la órbita del juez Lino Mirabelli, con una delegación de facultades en la fiscalía. Paralelamente, el juzgado de Marcelo Martínez de Giorgi investiga los 36 vuelos no declarados que Espert realizó en aviones de Machado durante su campaña presidencial de 2019.

 

La suma de ambas causas pinta el retrato de un político que predicaba la transparencia mientras viajaba en jets pagados con dinero oscuro.

El impacto político fue inmediato. En Balcarce 50 nadie lo dirá en voz alta, pero el mileísmo siente el golpe. Espert, que hasta hace semanas era el “ordenador fiscal” del gobierno, se transformó en un activo tóxico. Su nombre, asociado al “liberalismo puro”, hoy aparece en los mismos párrafos que palabras como “lavado”, “fideicomiso” y “narcotráfico”.

 

No hay speech económico que aguante ese cóctel.

 

Milei ordenó despegar al Gobierno del caso. Pero el costo político ya está pagado: la pureza moral del relato anticasta se evapora al calor del expediente. En la trastienda libertaria, el caso es leído como una advertencia: no hay mercado libre de culpas.

 

Mientras tanto, el “profe” intenta sostener la fachada del consultor perseguido. Dice que el dinero fue por un trabajo técnico, que Machado era un cliente más, que el problema es “el progresismo que busca ensuciar”. 

 

Pero la Justicia no compra eslóganes. Los fiscales piden papeles, los jueces miran transferencias y los votantes observan el espectáculo con el mismo gesto que un mecánico frente a un auto fundido: “¿Y este no era el que sabía todo de economía?”.

 

En política, como en la aviación, los pilotos se caen no por el viento, sino por lo que esconden debajo del tablero. Machado voló demasiado cerca del sol, Espert creyó que podía zafar con discurso y Milei —una vez más— tuvo que apagar el incendio ajeno. Pero en la pista del poder no hay control de daños: cuando el relato se mancha con dólares turbios, ningún motor alcanza para levantar vuelo.

 

Para colmo, la imputación actica los mecanismos para la expulsión del “Profe” de la Cámara de Diputados y la pérdida de fueros. 

 

 

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