Agustín Romo y el ocaso de las Fuerzas del Cielo: del sueño épico al pasillo de utilería

Agustín Romo se había presentado como la cara joven y disruptiva de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires, el dirigente encargado de sostener la mística libertaria entre los más chicos y de proyectar a las llamadas Fuerzas del Cielo como un recambio generacional dentro del espacio.

Política 07/10/2025
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Sin embargo, lejos de consolidarse como referente, su figura quedó marcada por la derrota en San Miguel, y por la pérdida de ascendencia sobre el electorado sub 35, que alguna vez fue el corazón del fenómeno Milei.

La derrota en San Miguel, el único distrito donde Agustín Romo había logrado colocar dirigentes propios, marcó un antes y un después en la proyección del diputado provincial de La Libertad Avanza. No fue solo un traspié electoral: significó el fracaso en la misión más importante que se le había encomendado, sostener el fervor juvenil en torno a Javier Milei.

Diversas encuestas recientes confirman lo que en los pasillos libertarios ya se comenta en voz baja: el oficialismo perdió la hegemonía en el segmento sub 35, hasta hace poco su principal fortaleza. El fenómeno Milei, que había logrado interpelar a una generación descreída de la política tradicional, hoy enfrenta un desgaste que no se traduce en un corrimiento hacia el peronismo, sino en algo quizás más preocupante: el ausentismo electoral.

Las llamadas Fuerzas del Cielo, referenciadas en Romo y en Dan, nunca pudieron consolidar la épica que prometían. Pretendían ser la nueva Cámpora, los herederos de la mística juvenil que encarnó Máximo Kirchner, pero la comparación terminó siendo cruel: no llegaron ni a la estatura de un José Ottavis. La falta de inserción real en la gestión y la incapacidad de construir poder territorial dejaron al descubierto un vacío que ni la retórica incendiaria ni las puestas en escena pudieron llenar.

Las humillaciones internas tampoco ayudaron. Karina Milei y Sebastián Pareja se encargaron de marcarles los límites, relegándolos a un rol secundario que rozó lo caricaturesco. El episodio de la coreografía ensayada para ofrendarle al Presidente fue la postal más clara de un espacio que confundió militancia con espectáculo. Y cuando llegó el momento de las listas, la recompensa no fue un lugar de poder, sino la tarea de organizar el pasillo por donde ingresó Milei.

El caso Romo sintetiza el dilema libertario: un movimiento que nació con la promesa de renovar la política y canalizar la energía juvenil, pero que en la práctica terminó vaciando de contenido a su propia base. La épica se desinfló, los jóvenes se alejaron y el futuro de las Fuerzas del Cielo quedó reducido a un decorado de utilería.

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