Milei bajo la lupa del Financial Times: la confianza se evapora

El diario más influyente de los mercados globales publicó un análisis demoledor: el plan económico de Milei fracasó en acumular reservas y desató la desconfianza de los inversores.

Política 08/10/2025
NOTA

Los operadores ven mucho fuego

 

En la City de Londres no se juega con eufemismos: cuando el Financial Times marca un gobierno como “riesgo”, los capitales levantan campamento. La nota de Clara Nugent, publicada ayer, sonó a sentencia. “El fracaso de Milei en acumular reservas ha inquietado a los inversores y desatado la liquidación de activos argentinos”. Traducido al criollo: la confianza se rompió.

El diagnóstico británico fue más político que técnico. No habló solo de inflación o reservas; habló de poder. Después de la derrota bonaerense y la improvisada reimplantación de controles cambiarios, el gobierno libertario pasó de la épica del ajuste heroico al realismo del dólar suelto. En las mesas financieras de Buenos Aires nadie discute ya si el peso se va a devaluar, sino cuándo y cuánto.

El problema de Milei no es el Banco Central —que él mismo vació ideológicamente— sino la narrativa. El relato de “la motosierra moralizadora” funcionaba mientras el mercado compraba tiempo. Hoy ni eso: las reservas líquidas caen por debajo de los mil millones y el Tesoro opera de urgencia en la banda cambiaria, intentando domar un tipo de cambio mayorista en $1430. Ya se quemó el 60 % de los dólares obtenidos con la liquidación extraordinaria agroexportadora. No hay magia: cuando se corta la oferta, lo único que sube es el precio.

 

Washington no salva por altruismo

Mientras tanto, Luis Caputo oficia de bombero en Washington. Busca un salvataje que no será gratis. En la versión optimista del Gobierno, el Tesoro estadounidense liberaría fondos para “estabilizar”. En la versión realista de los operadores, esa ayuda no será para defender el peso sobrevaluado, sino para cubrir compromisos externos y preparar una flotación controlada. En otras palabras: el rescate puede venir, pero no para sostener la fantasía del dólar planchado, sino para financiar el aterrizaje.

El Financial Times lo olfateó antes que muchos locales: cuando un país pide dólares para contener el dólar, ya perdió la pulseada. Lo que sigue es manual: primero la retórica sobre “presiones especulativas”, después el ajuste correctivo, finalmente la devaluación que se niega hasta el último minuto.

El oficialismo, en lugar de autocrítica, eligió la épica del complot. Milei acusó a “sectores opositores” de vender pesos para desestabilizarlo. El reflejo populista que tanto criticó: culpar al enemigo antes que revisar los números. Pero los 

inversores no votan ni militan, leen balances. Y los balances no cierran.

 

Economía del desencanto

El Fondo Monetario observa en silencio y Wall Street ya descuenta una corrección. El mercado paralelo volvió a ampliarse, la brecha supera el 40 % y los bancos recomiendan cobertura en activos duros. Es la fase final del modelo de la fe: cuando la confianza desaparece, ni el dólar doctrinario ni los tuits presidenciales sostienen el edificio.

El Financial Times no hizo más que decir en inglés lo que el comerciante de Lomas ya siente en castellano: que el plan de Milei fracasó en la única métrica que importaba, generar estabilidad. No hubo superávit de reservas, ni disciplina monetaria, ni crecimiento exportador. Hubo, sí, un festival de discursos mientras los dólares se evaporan y el salario real sigue en caída libre.

El final, por ahora, se escribe a fuego lento. El Tesoro opera al límite, la política acumula derrotas y la sociedad empieza a mirar el futuro con la mezcla habitual de ironía y miedo. Los libertarios prometieron libertad, pero lo que lograron es dependencia: del Tesoro de EE. UU., de la paciencia social y de un tipo de cambio artificial que se deshace apenas se afloja la mano.

 

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