Galmarini: "El peronismo tiene mucha responsabilidad en que hoy Milei sea Presidente"

n su doble condición de ser un dirigente peronista de la nueva camada y cuñado de Sergio Massa, Sebastian Galmarini aceptó hablar cuando se cumplen siete meses de la gestión de Javier Milei.

Política 17/07/2024
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Por Daniel Olivera - Visión Liberal

En su doble condición de ser un dirigente peronista de la nueva camada y cuñado de Sergio Massa, Sebastian Galmarini aceptó hablar cuando se cumplen siete meses de la gestión de Javier Milei.

Hace una autocritica implícita de la mala gestión del gobierno de Alberto Fernández, y desliza que nunca estuvo demasiado de acuerdo con que Massa fuera el superministro de Economía en medio de una crisis y al mismo tiempo candidato. Hoy se posiciona como un crítico de la gestión de Milei, pero le reconoce al presidente habilidad política para mantener viva la llama de «buenos y malos».

Además, es durísimo contra el ministro «Toto» Caputo al que tacha de corrupto e inepto, y sostiene que el peronismo no debe apurar los tiempos. Por último, analiza con ojo agudo qué sucede con el intendente Ramón Lanús en San Isidro, el pago chico de la familia Galmarini, sobre todo después del fin de ciclo de cuarenta años de la dinastía Posse.
 
Visión Liberal: ¿Cuánto de responsabilidad tiene el peronismo en la llegada de Javier Milei con este impulso que pasó el 55% en un balotaje? 

Sebastián Galmarini: «El peronismo tiene mucha responsabilidad en que hoy Milei sea Presidente. Para ponerle algún sentido, tuvimos que atravesar un año y medio de pandemia. También es cierto que hay un fenómeno que es mucho más estructural y que no está directamente vinculado con la Argentina, ni con el peronismo, ni con los demás partidos políticos del país, que es una polarización que viene dada por el avance de la tecnología y la comunicación, básicamente los algoritmos, que lo que hacen es posicionar a la sociedad en un «blanco o negro».

Eso tiene varios problemas. El primero es que intenta simplificar la realidad como si hubiera buenos y malos. La segunda, es que esa simplificación tiene un efecto directo sobre la gestión de gobierno; donde la división es es si no lo hiciste porque «sos un tarado«, porque «sos un ladrón» o porque «sos malo«.  Y deja afuera la idea de que hay que construir políticas que en un largo plazo puedan ser medibles, evaluadas y estudiadas con el rigor y con la suficiencia que da muchas veces el tiempo.

Este gobierno no trae nada nuevo: ajuste, caída de la actividad, baja del salario, baja de las jubilaciones, pérdida de empleo, aumento de la pobreza, privatizaciones, nada novedoso, nada que la Argentina no haya visto en otras etapas de su historia.

El problema es que sí sabemos que no han funcionado bien.

Creo que el país tiene que dejar de salir de ese lugar y de verdad ponerse a construir políticas que atraviesen los gobiernos y que de determinadas áreas no tengamos que estar sistemáticamente asistiendo a estos ataques del topo del Estado, ni tampoco a la estatización excesiva.

VL: El periodo 2011-2015 fue hiper ortodoxo en cuanto a la creciente manifestación del Estado, había como una exageración. ¿Vos coincidís con eso? 

SG: ¿Te acordás que Cristina (Kirchner) dijo que el que no esté de acuerdo se arme su partido y vaya a elecciones? (N de R: en 2013 Sergio Massa armó el Frente Renovador que en 2015 compitió en las presidenciales con el sello Frente PAIS) Bueno, hicimos un partido y fuimos a elecciones. Sergio fue un actor importante en el debate de la elección del 2013 y 2015. Creo que la Argentina lo que tiene que discutir no es si es superávit fiscal o déficit fiscal y si ambas cosas son los peores de los mundos. Ni lo uno ni lo otro.

También es cierto que una cosa es el superávit fiscal en una situación de crecimiento económico y otra es en una pandemia o en una sequía donde muchos argentinos se quedan sin trabajo o se caen a pedazos las empresas. 

La discusión es cómo hacer para equilibrar esa tensión permanente que tiene Argentina, que es lo que creo que debería ser la economía. Mejorarle la calidad de vida a los argentinos, porque si no, no tiene ningún sentido esta conversación. Por otro lado, también tenemos que ver cómo hacer sustentables esos recursos escasos que siempre tiene nuestro país, sobre todo mirando las restricciones externas del dólar. 

 VL: Massa, ¿tendría que haber sido solo ministro y no candidato? 

SG: Es difícil hacer política contra fáctica. Sergio entró con una idea en un contexto del gobierno muy particular. Gran parte de la discusión económica en la Argentina también se estaba dando en el plano político. El gobierno tenía severas dificultades, una dinámica muy compleja de gestión, de gobierno, de acuerdo intra coalición. En ese momento se hablaba del helicóptero, de destitución, de la reproducción de la historia argentina. Creo que Massa tomó una decisión a sabiendas del costo que eso implicaba. 

Recuerdo con claridad la primera conferencia de prensa que hace Sergio como ministro de Economía. El punto uno que estaba a su espalda en la pantalla decía ‘orden fiscal’. Si mal no recuerdo, durante los primeros seis meses de su gestión, asumió algo así por julio, agosto, empezó a reducir el déficit fiscal y a plantear el ordenamiento del gasto, la discusión con las provincias, la discusión post salida de pandemia.

Lamentablemente una sequía tremenda que significó una pérdida de un tercio del ingreso en dólares para el país modificó el escenario al mismo tiempo que se acercaba la pelea electoral. A pesar de las dificultades y que pagó un costo altísimo en materia de inflación, Massa hizo una gestión que le permitió llegar con orden social, político y económico hasta el final del gobierno de Alberto Fernández. 

VL: ¿Eso alcanza para decir que fue una buena gestión?

SG: No. Sí creo que hay que reconocer y valorar el esfuerzo que puso en nombre de la Argentina. Si debió o no ser candidato, me parece que tendrías que hablarlo con él. Yo tenía una posición: creía que era muy difícil ocupar todos los roles al mismo tiempo, hacer equilibrios políticos, ocuparse de la gestión y además hacer campaña, y algo de eso se tradujo sobre todo en la primera etapa hasta las PASO.

Historia antigua. La Argentina no debe estar permanentemente -ni el peronismo, ni nadie- mirando qué pasó, cómo fallé, sino intentando no reproducir esos errores y pensando para adelante para que no volvamos a tropezar otra vez con la misma piedra.

VL: Lo que sí parece que vamos a tropezar es con otra sequía…

SG: He escuchado pronósticos, en el Banco Provincia de Buenos Aires (ocupa el cargo de director desde 2019) tenemos una banca agropecuaria de mucha importancia para el país, y en general, cuando una sequía se acerca, empezamos a tener muchos reclamos. Por ahora no lo he visto. 

Esperemos que la Argentina no vuelva a sufrir una sequía porque independientemente de los efectos que tiene sobre el gobierno de Milei, me parece que el país necesita años de tranquilidad, de crecimiento, de prosperidad, y en todo caso que la discusión deje de ser sobre la base de cómo crece la pobreza, el desempleo o los problemas.

Debemos empezar a pensar cómo vamos a hacer para seguir mejorando nuestra infraestructura, el desarrollo, la producción, salir de este péndulo permanente que es entre un mal y un muy mal.

VL: Sé que vos no compartís obviamente nada, o muchas cosas de lo que plante Milei. Me parece que el parate de la obra pública ha sido muy negativo para la Argentina. ¿Vos coincidís? 

SG: Sin dudas, creo que es complementario. Es mala la argumentación que usa Milei y el gobierno. Ni la obra pública ni la privada son contradictorias, son complementarias. Lo que deberíamos estar pensando es una matriz productiva de una Argentina que se construyó de cara al puerto de Buenos Aires, cómo la hacemos más federal, cómo la hacemos más productiva, cómo bajamos los costos de la producción de las economías regionales. Esto solo tiene un horizonte que no está pensado ni siquiera en materia económica, que el único mensaje que hay de fondo en las palabras, en el discurso, en el relato de gobierno y de Javier Milei es construir o reconstruir una polarización extrema. 

Creo que es un arma de supervivencia, que lo único que está mirando es cómo hace para llegar a la próxima elección en condiciones de sostener el poder.

 Lo que hizo muy bien Milei fue hacerle el «abrazo de oso» a Macri, dar por finalizada la etapa de Cambiemos y el PRO como un actor político relevante a nivel nacional y reproducir las peores prácticas. Agresiones, difamación y uso de los recursos públicos para denigrar al resto de los sectores y actores políticos. 

VL: ¿Qué parecidos y diferencias ves entre el menemismo y el mileismo?

Creo que la Argentina está transitando un proceso de esas características con una feroz diferencia, que es que en aquel momento el mundo había cambiado, se había caído el muro de Berlín y Menem, que había hecho una campaña con una condición, asumió con otro. Por otro lado había una enorme capacidad de gestión que llevó adelante un proceso de privatización y de distinta naturaleza burocrática que hoy no existe. Si hay una discusión que nosotros tenemos que tener con el gobierno de Milei es la desastrosa incapacidad o desgobierno en la gestión de todas las áreas. 

Es difícil que alguien pueda mencionar una política de Estado de este gobierno. De hecho, es difícil mencionar hasta los principales actores de gobierno. Nadie conoce ni siquiera a los ministros.

VL ¿Y qué hay más, menemistas o kirchneristas adentro del gobierno? 

SG: Creo que no hay ninguna de las dos cosas. Hay mucho mercenario, mucha gente que no tenía espacio político en otros lugares y que arrancó como una aventura. Milei sí tuvo la capacidad de bandearse de un lado al otro y de producir una estafa electoral hablándole a unos y a otros y convenciendo a unos y a otros que iba a hacer lo que no es. 

Creo que un ejercicio de cinismo digno de reconocer. Siempre a los gobiernos se los juzgan por lo que llevan adelante en la gestión de gobierno y me parece que en este caso no hay nada para saludar.  

VL: Cuando planteas esto, vos le estás haciendo un elogio político a Milei…

SG: Bueno, ganó las elecciones. Hasta el momento pareciera que su reconstrucción de la polarización le da cierta estabilidad. De vuelta, uno puede pensar que lo que te sirve para ganar después no te sirve para gobernar. Creo que estamos asistiendo por estos días ante la caída del salario; la caída de las jubilaciones, que empiezan a golpear los datos. Más cuando uno mira que el ajuste pareciera que no tiene fin. Que tienen que seguir ajustando porque no les alcanza con el ajuste ni con las muchas acciones que han tenido respecto del desguace de la burocracia del Estado para resolver la crisis económica que construyeron. 

VL: Volvamos para atrás. ¿Massa no debería haber ajustado el volumen del Estado? 

SG: Sergio intentó ordenar las cuentas. Con lo que estoy de acuerdo es que siempre priorizó el bienestar de la sociedad. Uno no puede pensar que esta tolerancia que le pide el gobierno a la sociedad es eterna. Uno puede pensarlo en la economía de tu familia donde puede recortar algún gasto, no ir a comer un día, no salir una semana, frenar algún gasto de todos los meses. Lo que uno no puede es cortar el luz, el agua, el gas, no darle de comer a sus hijos y no pagarle el colectivo para ir a la escuela.

Cuando uno empieza a tocar esas fibras que son más sensibles y tienen mucho más costo, la negación y la bronca que tuvieron muchos argentinos por el mal desempeño del gobierno de Alberto probablemente dejen de ser el sustento de la polarización y la estabilidad de Milei y de este gobierno.

VL: ¿Hay algo, mucho, poco, nada de mito en que Cristina finalmente lo está ayudando a Milei?

SG: No, yo no sé si hay mito, no tengo idea de dónde surge eso. Sí lo que creo es que Milei y sus ayudantes en materia de comunicación trabajan para reconstruir la polarización que en algún sentido es la que le dio la posibilidad de ganar la elección. 

Él llega a la PASO accediendo a un lugar expectante, con los votantes enojados contra la polarización previa (Macri-CFK) y Milei de la PASO hasta la General se dedicó a polarizar con el gobierno. El día que llegó a la segunda vuelta arrastró todos los votos de Cambiemos. Es decir, está sosteniendo gran parte de los electores que fueron los que le dieron el triunfo en el balotaje. 

En una parte suena una estrategia bastante típica y razonable para un outsider de sus características, en otra, te insisto, me parece que lo más complicado es lo que tiene como efecto sobre la gestión de gobierno. Si la gestión de gobierno no encuentra un rumbo y la economía no logra salir de estas tres o cuatro patas que son las que nos sostienen esta idea de estabilidad -que no es tal-, con caída de bonos, con suba del dólar (de todos los dólares), con cada vez más caída de la actividad, la recesión, llegando una depresión y por el otro lado, si no logra construir una gestión de gobierno que soporte en el resto de las áreas de gobierno lo que no está resolviendo con la gestión económica ni financiera, probablemente esa estabilidad y esa polarización tampoco le alcancen como para construir un gobierno sustentable.

VL: ¿Qué cambios harías vos si fuera Javier Milei hoy?

SG: No me lo podría imaginar, probablemente… 

VL: ¿Cambiarías a Franco? ¿Cambiarías el Ministro de Economía? 

SG: No, no, me parece que el Ministro de Economía de la actualidad, el corrupto de Caputo, tiene los días contados, básicamente ya fracasó, va a volver a fracasar y además lo van a volver a reemplazar con otro fracaso que la Argentina ya transitó, con lo cual, más que sugerirle cambiar algo, le diría que trate de no tropezar con la misma piedra otra vez. 

Parece que el sufrimiento de los argentinos es mucho más importante que esta soberbia intelectual de alguien que no tiene tales pergaminos.

VL: ¿Vos creés que Milei lo podría llamar a Massa y decirle «tomemos un café»? 

SG: No, porque no creo que Sergio acepte nada que tenga que ver con esta gestión mientras duren este tipo de políticas de ajuste y de caída a nivel de actividad. Creo que Sergio lo pagó bastante caro, pero creo que lo hizo muy consciente y a sabienda del costo que estaba pagando en una situación con las características con las que le tocó. 

 
VL: Vamos a un distrito muy particular, que es San Isidro. ¿Quién gobierna hoy el partido? ¿Quién es Ramón Lanús? ¿O sigue gobernando Posse?

SG: Ramón Lanús es el intendente que asumió el 10 de diciembre, ganó la primaria de Cambiemos, en un acuerdo en aquel momento con el arrastre de la boleta de Patricia Bulrrich, que a la postre fue y es la principal aliada de Milei, con lo cual estaría gobernando Milei San Isidro, si me lo preguntas así a boca de jarro. Creo que (Ramón Lanús) tiene muchos problemas de gestión. 

Todos creíamos que el gobierno de Posse estaba terminado, que eran demasiados años y que la gestión estaba muy aburguesada. Ya no había nada más para darnos a los vecinos de San Isidro, pero nunca pensamos que podía ser tan mala. Nunca creímos que podía tener tanta falta de equipo, que podía tardar tanto en hacerse cargo de los problemas que dejaban y sobre todo de no construir una sola política para transformar las cosas que San Isidro necesita, que son las discusiones que se han dado a lo largo de estos últimos años y que Posse no las supo resolver.

Me parece que Ramón tiene la oportunidad de transformarse en un líder que puede discutir con el pasado, se la pasa discutiendo con la herencia, con Posse, con lo que le dejó o no le dejó a San Isidro, pero me parece que tiene la oportunidad de transformarse en un líder y mirar para adelante cuáles son los desafíos, qué es lo que él le quiere dejar a San Isidro el día que se termine su gobierno. 

VL: Visto de afuera parece haber una crisis de identidad en San Isidro.

SG: Entiendo que es la misma crisis de identidad que tienen todos aquellos que participaron en el interna Cambiemos. No existe más Cambiemos, no existe más Macri, es una etapa de la Argentina, de la política argentina terminada y tienen que decidir a qué van a jugar. Entiendo que no van a tener mucha oportunidad. En un escenario de polarización creciente y con el gobierno jugando a desmembrar Cambiemos, imagino que Lanús terminará siendo candidato de Milei o lo que construya ese espacio.

 Nuestra responsabilidad es dar el debate no para destruir San Isidro, no para plantear un debate en blanco y negro, sino para intentar construir políticas que ayuden a mejorar la realidad de vida de todos. 

VL: ¿Y cómo va a hacer Peronismo para conquistar San Isidro? 

SG: Yo te lo diría al revés, ¿Quién hubiera pensado que Milei en 2021 iba a ser Presidente?

Me parece que hay que construir propuestas, candidatos, mensajes asociados a la sociedad en la que uno vive. Uno no puede construir campañas ni candidatos que no tengan ninguna relación con el lugar en donde vive y, por el otro lado, tampoco creo que el Peronismo sea solamente un partido de municipios pobres o de trabajadores solamente. El Peronismo es mucho más que eso. 

VL: Sí, y hay algunos ejemplos de distritos de clase media donde el Peronismo puede funcionar…

SG: Perfectamente. De hecho, si vos me preguntás a mí cuál fue la principal característica y lo más atractivo del Peronismo y de Perón, fue la movilidad social ascendente. La idea de que el hijo de un trabajador rural, de un peón o de la construcción, pueda ser un estudiante universitario, recibirse y tener una mejor vida que sus familias, que sus padres, que sus abuelos. Creo que eso es lo más importante que dejó como mensaje. Obviamente que San Isidro se atascó, se quedó atrasado, se transformó en un municipio con todos los problemas que tiene el Conurbano, cada vez más vinculados a los problemas urbanos, y que no hubo una sola idea ni una sola política para salir de ese lugar de atraso en los últimos, por lo menos, dos años de la gestión de Posse.

VL: ¿Y dónde le pondría a vos que el peronismo debería echarle el ojo? ¿En el medio ambiente? ¿En la infraestructura urbana de San Isidro? 

SG: Bueno, San Isidro tiene que resolver las diferencias que tiene entre el Este y el Oeste, tiene que resolver una construcción de políticas de vivienda para hijos de vecinos que por el valor de la tierra no pueden seguir viviendo en el lugar donde tienen sus raíces, tiene que resolver el problema de enfrentar el medio ambiente, tiene que generar muchas más condiciones para generar empleo.

Es un municipio quizás con la tasa de alfabetización más alta del país.

 Sergio Massa, Malena Galmarini y, detrás, Sebastián Galmarini, al reconocer la derrota en el balotaje
Me parece que San Isidro tiene un montón de oportunidades que lo que tiene que construir políticas fiscales, de exenciones, de afincamiento. Esta idea tiene que ser atendida por el dueño, tiene que construir lugares para que se instalen desde industrias de software, de inteligencia artificial. 

Hay un montón de características por las que San Isidro tiene condiciones para ser un municipio muy importante, pujante, que hoy no lo tiene. 

VL: ¿Serías candidato? 

SG: No tengo idea, es una pregunta que hoy no te puedo responder. 

VL: ¿Y cuando hablás con Sergio?

SG: Hablo más durante la semana que los fines de semana.

VL: ¿Cómo lo ves? 

SG: Muy bien, lo veo muy tranquilo, lo veo trabajando como siempre, es una persona que tiene 24 horas el teléfono abierto, siempre interesado en ver cómo ayudar, en cómo acompañar, en cómo ayudar desde un intendente, un concejal, el bloque de diputados, incluso hasta el propio gobierno.

 
Obviamente preocupado con la realidad, el encierro, las ineficiencias y la incapacidad del gobierno. En la última campaña electoral dijo muchísimas de las cosas que lamentablemente se están cumpliendo, fue muy atacado por una campaña muy violenta en términos de redes, muy atacado en términos familiares. Recuerdo infinidad de operaciones de redes y de la prensa.

VL: Bueno, pero eso no solamente en su turno, en la anterior también. 

SG: Sí. La violencia de esta última segunda vuelta fue muy grande, creo que también para él ha sido un aprendizaje y creo que eso también lo pone en un lugar de mucha altura de seguir intentando ayudar a nuestro país. Lejos de ser una campaña de miedo, lo que hubo fue el sinceramiento de una realidad.

Te insisto, hay que ponérselo en valor, hay que escucharlo, porque tiene mucha capacidad, tiene muchos años de gestión de Estado, de gobierno, conoce muchísimo todas las palancas, toda la botonera del Estado y lamento que la Argentina se haya perdido un presidente de sus condiciones. Todavía hay tiempo, es una persona joven, tiene una capacidad de escucha y de aprendizaje fenomenal.

VL: ¿El peronismo tiene que ir a una superinterna y definir quiénes son sus candidatos? 

SG: Me parece que lo que uno no puede es apurar los tiempos, primero de la propia sociedad y después de las etapas que te pone el propio proceso electoral. No se elige candidato a presidente cuatro años antes de una elección, nadie puede ni siquiera podría definir a dónde se va a ir de vacaciones dentro de seis meses, ¿por qué vas a definir dónde te vas de vacaciones dentro de 4 años?

Hay que ser más pacientes y entender que las vanidades, el ego de algunos dirigentes golpeándose el pecho y diciendo ¿dónde están?, ¿por qué no confrontamos con el modelo de Milei? Me parece que más que confrontar y discutir o marcar las diferencias que tenemos, que son muchas, o incluso hasta demostrar los matices al interior del peronismo, lo que hay que construir es una estrategia inteligente para que a la Argentina le vaya bien.

 VL: ¿No pensás que un golpe muy grande en el gobierno de Milei podría terminar con Pichetto presidente? 

SG: No. Primero no estamos evaluando una situación donde el gobierno tenga que pasar por esa crisis, en todo caso la constitución y las leyes reglamentarias establecen un procedimiento en el caso de acefalía, pero no estamos pensando en ese gobierno. Creo que la Argentina tiene que cumplir con su mandato, en todo caso lo que estamos pensando es que la Argentina no tropiece otra vez con falta de gestión, con propuestas mágicas, con cosas que no van a pasar y entonces discutimos cosas que no suceden, que no pasan y que no van a suceder porque ni siquiera tienen quien las lleve adelante.

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