Milei sin red: los aliados empiezan a cansarse de “dar amor”

Gobernadores en pie de guerra, socios desconfiados y un presidente que no construye poder: el quiebre político que pone en riesgo el plan económico de La Libertad Avanza. Persuadir no es lo mismo que mandar. Y se persuade, cumpliendo.

Política 02/07/2025
NOTA UNICA

Por Laura Toledo (Analista Política)

 

 

La estrategia de ajuste sin consenso llegó a su límite. Los gobernadores que sostuvieron al oficialismo comienzan a soltarle la mano, mientras el "club del veto" que garantizaba blindaje legislativo se disuelve en silencio. Las provincias, hartas de promesas vacías, reclamos sin respuesta y desaires constantes, reconfiguran su vínculo con la Nación. En el fondo, Milei está solo. Pero no porque lo hayan dejado, sino porque eligió no sumar a nadie.

La crisis política del gobierno de Javier Milei ya no puede explicarse como una simple resistencia de la oposición. Es una fractura interna que cruza a sus propios aliados, refleja la soledad estratégica de La Libertad Avanza y desnuda el carácter de un liderazgo que en lugar de construir, repele. En el centro del conflicto: los gobernadores, actores clave para sostener la gobernabilidad en un país federal. Sin ellos, no hay Ley Bases, no hay DNU, no hay vetos. Y hoy, ese pacto —tácito y frágil— está roto.

Lo que se derrumba no es solo un acuerdo coyuntural, sino una lógica de gobierno. Milei nunca entendió la diferencia entre mayoría electoral y mayoría política. Gobernar sin territorio, sin cuadros, sin partido estructurado y sin una estrategia de alianzas sostenida, implica al menos cuidar a quienes te prestan el andamio. Pero el Presidente prefirió hostigar a sus socios, atacarlos públicamente, subestimarlos en privado y marginarlos de las decisiones clave. El resultado es una crisis de confianza que ya impacta en el Congreso y amenaza con desfondar su programa económico.

 

“La Nación no atiende el teléfono”

Durante meses, los gobernadores aliados se convirtieron en los soportes silenciosos del plan oficialista. Votaron o dejaron hacer. Pero hoy el escenario cambió. El reclamo unánime por los fondos coparticipables, los ATN, y las retenciones a las economías regionales, sumado al veto presidencial a la actualización jubilatoria y la ley de financiamiento educativo, empujaron a los mandatarios provinciales al hartazgo.

Ya no se trata solo de plata. Lo que está roto es el vínculo político. En Córdoba, mientras se desarrollaba una cumbre climática, gobernadores como Llaryora, Torres, Pullaro, Ziliotto y Frigerio se alinearon en reclamos concretos a Nación. En paralelo, los ministros de Economía de todas las provincias se reunieron con la Secretaría de Hacienda y preparan acciones conjuntas frente a la parálisis de la relación fiscal con el gobierno central. Lo que antes se resolvía con un llamado, hoy ni siquiera recibe respuesta.

 

La motosierra sin consenso se queda sin filo

El relato de “no hay plata” empieza a agrietarse cuando se confronta con las necesidades básicas de las provincias. Milei utilizó la motosierra como símbolo de ruptura, pero nunca entendió que el ajuste también debe tener arquitectura política. No se puede cortar todo sin acuerdos. No se puede vetar leyes votadas por tus propios aliados y esperar que sigan acompañando en silencio.

El club del veto, ese bloque informal de 87 diputados que sostenía las negativas del Ejecutivo, empieza a desintegrarse. Responden a Gobernadores con sus propias agendas. En la última sesión, legisladores de Córdoba, Catamarca y Tucumán —hasta hace poco aliados estables— bajaron a dar quórum sin que nadie del oficialismo los llamara para impedirlo. El mensaje fue claro: la fidelidad política tiene un límite, y es el destrato.

 

Una alianza que no se cuida, se pierde

Mientras tanto, en el PRO crece el malestar. El acuerdo en la provincia de Buenos Aires no está cerrado y las tensiones internas no ceden. El bloque de Mauricio Macri observa con desconfianza la forma en que La Libertad Avanza maneja las listas locales y margina a quienes no se alinean incondicionalmente. Lo mismo ocurre con los "radicales con peluca", dirigentes como Campero o Arjol que rompieron con la UCR para acercarse al oficialismo y ahora son dejados afuera del armado electoral en sus provincias.

El Gobierno no articula ni absorbe, solo desecha. La Casa Rosada parece más preocupada por disputar bancas marginales en el interior que por sostener el soporte político de su programa nacional. Esa visión cortoplacista, alimentada por la lógica tuitera de Santiago Caputo y las fantasías electorales del clan Menem, ya tiene consecuencias concretas: soledad en el Congreso, pérdida de interlocutores y un creciente vacío de poder real.

 

¿Quién gobierna?

Una de las grandes preguntas que sobrevuela hoy en los despachos provinciales es: ¿Quién conduce el vínculo con los gobernadores? Nadie parece tener la respuesta. Francos, respetado pero sin poder real. Lule Menem, operador fallido en los territorios. Martín Menem, sin autonomía. Mientras tanto, el Presidente mantiene un silencio estratégico y deja que sus voceros insulten por redes a quienes ayer eran socios. Pero, ese recurso se agota. 

Este vacío de conducción complica no solo la política, sino la economía. Porque el plan fiscal del gobierno depende del Congreso y del apoyo provincial para sostener las cuentas públicas. La motosierra no se ejecuta desde un Excel, necesita legislación, recursos y legitimidad. Y eso requiere diálogo.

 

De promesas a traiciones: el clima político se enrarece

La desconfianza llegó a un punto de no retorno. Lo que antes eran tensiones manejables, hoy son reproches directos. Los gobernadores sienten que cumplieron su parte: dieron votos, aceptaron el ajuste, toleraron agravios. Pero no recibieron ni fondos, ni respeto, ni espacios. Se sienten usados y luego descartados.

La frase que repiten en privado resume el clima: “Eligieron poner al partido por encima del país”. Es un modo elegante de decir que La Libertad Avanza priorizó su armado electoral —ineficiente, por cierto— antes que consolidar una alianza federal que asegurara la gobernabilidad. Esa miopía puede salir muy cara.

 

Lo Gobernadores vitales para sostener la política nacional

El Senado se prepara para avanzar en leyes que el Ejecutivo ya no podrá frenar. La reforma jubilatoria, la restitución de la moratoria previsional, la redistribución de los fondos fiduciarios… todas propuestas que antes hubieran sido bloqueadas sin dificultad hoy caminan con votos de exaliados. Lo que se derrumba no es solo un veto, es el equilibrio de poder que sostenía al gobierno.

En el nuevo mapa político, los gobernadores ganan centralidad. Ya no dependen de los gestos de Casa Rosada. Empiezan a construir su propio bloque de contención, su sistema de defensa frente a un gobierno que los agredió en lugar de integrarlos. Si Milei no corrige el rumbo, su soledad se volverá estructural. Y un presidente aislado, en un sistema presidencialista, es una debilidad que ningún mercado festeja.

Milei eligió no construir poder, y ahora empieza a pagarlo. El desprecio por la política tradicional, la negativa al diálogo y la apuesta a la confrontación permanente tienen límites. El presidente puede gritar que no hay plata, pero sin provincias, sin Congreso y sin aliados, tampoco hay plan.

El club del veto se disolvió. Y en la política argentina, cuando se pierde la red, no hay motosierra que alcance.

 

 

Te puede interesar
Lo más visto
NOTA 1 GAS

Crisis de gas: el frío expone el vacío de infraestructura

Actualidad01/07/2025

La falta de planificación energética vuelve a golpear. Las bajas temperaturas extremas, sumadas a la parálisis de obras en Vaca Muerta y a una matriz de distribución insuficiente, obligaron al Gobierno a cortar el suministro de gas a industrias y estaciones de GNC.