El rol estratégico de la Ruta del Cereal

Con 47 km de pavimentación reactivados entre Daireaux y Trenque Lauquen, la Provincia retoma una obra clave para las economías rurales. Reducción de costos logísticos, integración regional y un mensaje claro: la infraestructura también se defiende.

Región 20/07/2025
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La historia del interior bonaerense muchas veces se cuenta en caminos. En polvo, en barro, en pozos. Pero también, cuando hay decisión política, en asfalto. En el corazón rural del noroeste bonaerense, la Ruta del Cereal es más que un corredor: es una arteria productiva que cruza cinco partidos, conecta localidades pequeñas con puertos distantes y traduce en toneladas de grano y cabezas de ganado la vida de miles de personas. 

Hoy, esa ruta que parecía condenada al abandono vuelve a estar en obra. La Provincia reactivó 47 kilómetros de pavimentación y repavimentación entre Salazar y Garré, en los distritos de Daireaux y Trenque Lauquen. Es una obra largamente esperada, con pausas, frustraciones, reclamos. Pero también con persistencia. Porque cuando una comunidad defiende una ruta, está defendiendo mucho más que el tránsito: está defendiendo su posibilidad de desarrollarse.

En total, se intervendrán 45,1 km con pavimento nuevo y 1,3 km serán repavimentados. El tramo integra caminos provinciales clave y forma parte de un corredor que abarca 96 kilómetros totales y atraviesa una zona donde se producen más de 650 mil hectáreas de soja, maíz, trigo y girasol, y se movilizan 260 mil cabezas de ganado al año.

Detrás de cada kilómetro que vuelve a tomar ritmo, hay una idea clara: sin conectividad vial no hay integración regional posible, y sin integración, el crecimiento queda encapsulado en los campos, lejos del país real.

La obra incluye banquinas, señalización, alcantarillas, accesos a campos y calles transversales. Pero su verdadero valor no se mide en metros cúbicos ni en maquinaria. Se mide en comunidades que ya no dependerán del clima para sacar su producción, en pequeños pueblos que podrán vincularse entre sí sin aislamientos innecesarios, en productores que reducirán sus pérdidas y podrán competir con mejores condiciones.

Desde el Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos, en articulación con Vialidad, se priorizó esta reactivación como parte de un plan más amplio de conectividad logística. Porque cuando el gobierno nacional decide detener todas las obras públicas, la Provincia responde invirtiendo con fondos propios donde más se necesita. No en marketing, sino en caminos que pisan miles de personas cada día.

La Ruta del Cereal fue —y sigue siendo— una deuda histórica. Pero también puede transformarse en un símbolo de lo contrario: de que las deudas se pueden saldar con planificación, con acuerdos, con voluntad política sostenida. En esta etapa, la obra no sólo conecta puntos geográficos: empieza a reconectar confianza entre el Estado y los territorios.

Mientras algunos celebran la paralización de la obra pública como un sacrificio inevitable, otros eligen caminar las rutas, escuchar a los vecinos, y volver a empezar aunque ya hayan empezado varias veces. Porque así es el interior: te cae, te espera, pero si volvés con la pala en la mano, te perdona y se pone a trabajar con vos. Y eso también es gobernar: volver a poner en marcha lo que nunca debió haberse detenido.

 

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