El veto se cayó y Milei respondió con “Mandrilandia”

Tras la paliza parlamentaria que dios media sanción a la reposición de fondos para universidades y el Garrahan, en la Casa Rosada no hubo autocrítica: gabinete en retirada, RT furiosos en X y hasta la idea absurda de judicializar lo que votó el Congreso. Afuera, la multitud marcaba la cancha; adentro, solo quedaban gestos de derrota.

Actualidad18/09/2025
NOTA

Reunión de gabinete en modo delirio

 

Cuando en Diputados se terminaba de cocinar la paliza, la Casa Rosada ensayaba su propio operativo: cerrar puertas, desalojar pasillos y sacar al Presidente por el Salón de los Bustos para evitar a la prensa. Antes, los ministros habían hecho lo mismo, escapando de las cámaras con la cara desencajada.

 

Adentro, en el salón Eva Perón, Milei seguía la sesión rodeado de su gabinete. Petri, Caputo, Lugones, Bausili: todos en fila viendo cómo los vetos se desmoronaban en tiempo real. El golpe era doble: Congreso en contra y el dólar tocando el techo de la banda, obligando al BCRA a vender 53 millones de dólares en pocas horas.

 

La reunión duró apenas 40 minutos. Nadie se quedó a dar la cara. La salida fue en silencio, casi a escondidas, con el Presidente refugiado en sus RT rabiosos en X.

 

Mandrilandia y la judicialización imposible

 

La reacción oficial fue un combo insólito: acusaciones a “Mandrilandia”, memes sobre un supuesto “virus mata niños” y la repetición de que todo era “demagogia”. En Balcarce 50 hablaban de “oposición golpista” mientras en la calle marchaban estudiantes, médicos y docentes.

 

El delirio llegó al extremo de barajar la judicialización: intentar que los tribunales frenen lo votado por otro poder soberano. Un manotazo de ahogado que incluso en los pasillos libertarios reconocen como impracticable. “Era de esperar”, repetían para maquillar la derrota, como si el problema fuese la mala suerte y no el aislamiento político.

 

El oficialismo se atajó diciendo que el verdadero partido se juega en el Presupuesto 2026, pero la aritmética parlamentaria ya no le sonríe. En el Senado, saben, la derrota será trámite exprés.

 

Una jornada que desnuda la impotencia

La foto del día fue clara: afuera, miles defendiendo salud y educación; adentro, ministros huyendo de los micrófonos. Milei, lejos de moderar el tono, eligió victimizarse con retuits de La Derecha Diario y de su tropa digital. La palabra “demagogos” fue su consigna.

Pero lo que quedó expuesto fue otra cosa: un gobierno que no controla el Congreso, no ordena su tropa y no logra imponer agenda. La crisis política se mezcla con la financiera, y la estrategia de hablarle solo a su núcleo duro en redes no alcanza para sostener una gestión en caída libre.

 

La salida del Presidente, rodeado de custodios y escondido de las cámaras, fue la metáfora perfecta de la jornada: silencio, derrota y la certeza de que el aislamiento político ya no tiene vuelta atrás.

 

 

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