Elecciones: el PJ se corta solo arriba y Milei se hunde en la Provincia

A dos semanas de las legislativas, una encuesta muestra que Jorge Taiana mantiene una diferencia de más de 10 puntos sobre la lista libertaria-PRO encabezada por Santilli. El reemplazo de Espert no movió la aguja y el malhumor económico sigue fortaleciendo el voto peronista.

Política 13/10/2025
NOTA 2

El termómetro bonaerense

 

En la provincia donde se ganan o se pierden los gobiernos, Javier Milei no despega. El cambio de figurita entre José Luis Espert y Diego Santilli fue más ruido que estrategia: la última medición de Zuban Córdoba y Asociados confirma que la apuesta del oficialismo no alteró el tablero. Fuerza Patria, con Jorge Taiana al frente, retiene el 44 % de intención de voto, mientras que La Libertad Avanza + PRO se estanca en 33,5 %. Diez puntos de distancia que, en clave bonaerense, son un abismo.

El sondeo —realizado entre el 8 y el 10 de octubre— destroza el optimismo libertario: el 57,8 % de los encuestados aseguró que “nunca votaría a Milei”, mientras que un 34 % se mantiene fiel al espacio, sin importar los nombres. Es decir: no hay conquista posible. El 5 % que se bajó tras el escándalo Espert no cambia el cuadro. Ni drama, ni redención: apenas una pulseada sin aire.

El problema es más profundo que un candidato flojo. En la provincia de Buenos Aires, el experimento libertario se topa con la realidad social que más resiste sus ideas. Milei carga con una desaprobación del 63 %, idéntica al porcentaje que juzga “incorrecto” el rumbo del país. En paralelo, Axel Kicillof sostiene una imagen positiva del 53 %, suficiente para que el peronismo provincial funcione como dique de contención frente a la crisis nacional.

Ni Santilli logró torcer el humor ni Milei encontrar un mensaje que traspase el muro bonaerense. En los pasillos de La Libertad Avanza admiten que el “Colo” no genera empatía: su negativa del 57 % supera en veinte puntos su imagen positiva. El experimento de fusionar la rebeldía de Milei con la prolijidad PRO terminó pareciendo un cóctel tibio: ni revolución ni gestión.

Taiana, en cambio, capitaliza la calma. Con un 49,7 % de imagen positiva y discurso de orden peronista clásico, evita el barro pero marca territorio. A su alrededor se reagrupa la maquinaria del conurbano, que vuelve a demostrar que, cuando el país se desarma, el peronismo bonaerense se planta.

El resultado de la encuesta desvela al Gobierno. Si la tendencia se confirma, Milei podría perder la madre de todas las batallas y con ella la mayoría operativa para empujar sus reformas en el Congreso. La provincia no solo define bancas: define clima político. Una derrota allí sería un mensaje directo a los mercados, a los gobernadores y, sobre todo, a los propios aliados.

En la Casa Rosada insisten en que “la gente vota cambio”, pero la estadística muestra otra cosa: el cambio ya se votó en 2023, ahora se mide el costo. Y en Buenos Aires, donde la inflación no es teoría sino ticket de supermercado, la paciencia se agota más rápido que el discurso del “ajuste necesario”.

Los estrategas libertarios confiaban en que el caso Espert sería una catarsis que oxigenara la campaña. No lo fue. La mayoría ya tenía su voto decidido y el resto, directamente, decidió apagar la tele. El intento de rebranding terminó confirmando que el problema no era el mensajero, sino el mensaje.

En la provincia más peronista del país, Milei descubrió que el mercado electoral también tiene límites. Que no alcanza con prometer motosierra si la heladera está vacía. Que los “anticasta” envejecen rápido cuando gobiernan como casta.

Si algo enseña Buenos Aires es que el poder no se hereda ni se declama: se construye todos los días en el territorio. Y por ahora, en ese territorio, el peronismo sigue con diez puntos de ventaja y un oído más fino que cualquier algoritmo.

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