El legado de Milstein: sostener la ciencia y “trascender la lucha política”

Milstein mantuvo un profundo compromiso con la ciencia y promovió el acceso universal y la disponibilidad del conocimiento para el beneficio de la sociedad, renunciando a beneficios y retribuciones económicas personales.

Actualidad 25/03/2024
NOTA 1 CESAR MILSTEIN

Ciencia es desarrollo

Un 24 de marzo, pero del año 2002, en Cambridge (Reino Unido), fallecía a sus 74 años el Premio Nobel de Medicina argentino César Milstein, formado en la Universidad de Buenos Aires (UBA), dejando un legado científico de reconocimiento mundial por su descubrimiento de los anticuerpos monoclonales que configuraron un hito en la historia de la medicina, pero también un legado filosófico, aún vigente, del que se destaca la idea de que el desarrollo de un sistema científico requiere de “un apoyo sostenido” que “debe trascender la lucha política”.

Científicos/as argentinos alertaron este mes en una nota publicada por Somos Télam que el principal organismo dedicado a la promoción de la Ciencia y la Tecnología en la Argentina, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), distinguido recientemente como ‘la mejor institución gubernamental en ciencia de América Latina’, está al “borde del colapso” por un “ajuste infernal” por el recorte de becas, la falta de insumos en laboratorios, el reciclado de elementos básicos como algodón y el riesgo de una nueva “fuga de cerebros”.

 

Milstein y el pedido de apoyo sostenido a la ciencia

Ya el 15 de diciembre de 1999, ante 1200 personas en el aula magna de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, César Milstein planteó al brindar la conferencia “Los anticuerpos monoclonales. La curiosidad como fuente de riqueza”, que “no se trata solamente de dinero. La atmósfera y la calidad científica también tienen un papel fundamental. Los futuros científicos necesitan buenas escuelas y buenos lugares de trabajo para su formación. Eso requiere apoyo sostenido a la excelencia. Un apoyo que no puede depender solamente de un gobierno u otro, un apoyo que debe trascender la lucha política”.

“Una de las cosas más graves que sucede ahora es que se trata de intervenciones encubiertas de una aparente institucionalidad, porque se votó y parece que se sostienen los directores, los rectores, los decanos, los consejos directivos, los consejos académicos, pero en realidad lo que están haciendo en las universidades es aprovechar una Ley de Educación Superior muy discutida que dejó cosas nefastas como por ejemplo la precarización del trabajo de los docentes y de los investigadores”, dijo en diálogo telefónico con Somos Télam Diana Milstein, sobrina del Premio Nobel argentino, hermano de su padre.

Doctora en Antropología Social por la Universidad de Brasilia e investigadora adscripta del Centro de investigaciones sociales del Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES-Conicet-Untref), donde coordina un grupo de estudio y trabajo y una red internacional sobre etnografía educativa, Diana Milstein hizo hincapié en que la situación actual del sistema científico tecnológico nacional “es de una gravedad total” en referencia no solo a los derechos de los trabajadores, sino desde la perspectiva científica. Y recordó que en el país “hay una historia de intervenciones” y al menos una de ellas le tocó atravesar a su tío.

 

El camino que lo llevó al Premio Nobel

A fines de 1950, se inició en Argentina un proceso de profesionalización de la ciencia con la creación del complejo científico-tecnológico que integran organismos como el Conicet, donde se implementó -durante la presidencia de Arturo Frondizi – la carrera de Investigador científico, recordó la UBA en un comunicado de octubre de 2023, cuando se cumplieron 96 años del nacimiento de Milstein, un 8 de octubre de 1927.

Los cambios en el área científico-técnica alcanzaron la creación del Instituto Nacional de Microbiología “Carlos Gregorio Malbrán” en 1957, donde se postuló Milstein a través de un concurso al mismo tiempo que a una beca en Cambridge.

Al ganar ambas, debió pedir licencia en el Malbrán para poder viajar a la ciudad inglesa donde se posdoctoró en 1960, y, al regresar a la Argentina, se hizo cargo de la División de Biología Molecular del instituto, pero, un año después, volvió a Cambridge, tras el golpe de estado a Frondizi y la intervención de la institución.

“Cuando intervienen el Malbrán hacen algo que no es muy distinto a lo que están haciendo ahora. Salvando todas las distancias, despiden a la gran mayoría de quienes constituyeron el equipo de César, y él decidió renunciar porque no podía seguir como director del equipo, sin equipo. Las intervenciones en general, decía Cesar, y eso sí lo tomo como legado, ‘no tenían un plan’: intervienen y sacan a todos por persecución y por el supuesto ahorro. Y, un principio básico para César era ser solidario y hacer ciencia. Como con la intervención liquidaron el camino que estaban haciendo en el descubrimiento, él dijo ‘o ponen a mi gente o renuncio junto con ellos’ y, si bien César no tenía otro lugar para ir y los que despidieron tampoco, renunció”, reconstruyó la antropóloga.

A partir de ese acontecimiento, “lo que él me contó y dijo públicamente, es que la institucionalidad de la ciencia argentina y las posibilidades de hacer ciencia en el país van a estar siempre limitadas por intervenciones. ‘Y yo no me lo aguanto’, decía César, porque era una persona antifascista y libertario. No era esto que hay ahora, que en realidad es el conservadurismo más puro y el capitalismo llevado al extremo de mayor crueldad y desigualdad”, diferenció Diana Milstein. 

Y explicó que “si nos intervienen políticamente a cada paso y en cualquier momento, como pasa ahora, la intervención interrumpe y no se puede producir conocimiento en ningún campo académico. No es un tema solo de dinero, sino de equipos, de grupos y de que el conocimiento se construye colectivamente en procesos ininterrumpidos”, concluyó.

En 1984 Milstein fue galardonado con el Premio Nobel de Medicina, compartido con sus compañeros George J. Köhler y Niels K. Jerne, por sus trabajos sobre inmunología y anticuerpos monoclonales; y se convirtió en el quinto argentino en recibir ese galardón (luego de Carlos Saavedra Lamas, Bernardo Houssay, Luis Federico Leloir y Adolfo Pérez Esquivel); y el tercer Premio Nobel en ciencias de la UBA, luego de Houssay y Leloir.

Su descubrimiento de los anticuerpos monoclonales influyó en diversas especialidades tales como la inmunología, la oncología, la biotecnología, y en la industria.

El 2021 fue el año de homenaje a César Milstein decretado por el gobierno de Alberto Fernández, que destacó la labor del Premio Nobel porque “significó el desarrollo de diversos fármacos innovadores, como medicamentos para prevenir rechazos en trasplantes, la inmunización pasiva para el virus Sincicial Respiratorio, terapias para el asma y para enfermedades inmunomediadas como la artritis reumatoidea, la psoriasis y la enfermedad de Crohn o la hidradenitis supurativa, y permitió mejorar las tasas de supervivencia y de calidad de vida de los y las pacientes con cáncer”, precisó el decreto.

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