
En Villa Tesei, partido de Hurlingham, una pelea entre amigos terminó en tragedia. Tres jóvenes se encontraban en la vía pública, en la esquina de Eduardo Bradley e Inés de Pons, cuando dos de ellos comenzaron a discutir.


Un repartidos de Rappi. Un lego. Descubrió la varilla que frustró el robo a un asalto. Una versión de lo que fue el anterior ataque en zona norte pero muy superior por la sofisticación De película. Y chapeaux, por los ladrones que pasaron poco tiempo presos
Policiales 09/08/2024
La varilla golpeó la chapa del chasis. Una suerte de corazón delator que resonaba en al cuadra: "Ruidos de golpes y martillazos", advirtió el conductor y las meseras de la cafetería Berni, ubicada en la calle Chacabuco al 400, en San Isidro, enfrente a una sucursal del Banco Macro.
El repartidor se tiró al suelo, pateó el chasis, buscó el origen de los ruidos, según describen las fuentes, y fue en ese momento en el que vio que "un fierro roscado, nuevo, plateado y brillante" subía y bajaba entre los adoquines. Intentó, sin suerte, atraparlo con la mano, hasta que llegaron otros curiosos. Nadie entendía lo que pasaba ahí.
Desorientados, advirtieron al banco de lo que pasaba y la varilla se quedó ahí. Un camión de caudales, dicen, la martilló hasta dejarla al ras del suelo para "evitar que un auto rompiera la rueda", dijeron las fuentes. Pero lo que pasaba debajo era otra historia y se sabría recién después de cavar casi cuatro metros.
La secuencia empezó a las 8 de la mañana del martes y, según dijeron los investigadores, alertaron a la seguridad del banco, que recién dio aviso a la Policía Bonaerense al día siguiente. "Por seguridad, un patrullero se apostó en la zona desde las 20", dijeron.
Alrededor de las 9.30 de la mañana del miércoles 7 de agosto la Policía se comunicó con área de Obras Públicas de la Municipalidad de San Isidro para saber de qué se trataba, buscando alguna obra o alguna tarea subterránea que desconocieran.
"Hasta ese momento era un problema con una varilla. Y cuando se empieza a tratar de sacar, no se podía hacer de otra manera que rompiendo. Ahí se dieron cuenta de que era bastante larga, que estaba nueva y que no era algo que llevara mucho tiempo ahí. Y empezaron a picar", explica un funcionario municipal.
De los empleados con un pico pasaron a una retroexcavadora y cada vez más profundo. La travesía incluyó un caño roto y un llamado a Aysa para desagotar lo inundado.
Abajo, un boquete de 220 metros metros de largo, a 3,6 metros de profundidad, estaba cerca de la bóveda de un banco, al filo de un golpe que podría haber sido millonario.
Pero saber eso llevaría trabajos durante todo el miércoles y hasta la madrugada del jueves. "Tomamos conocimiento de la situación porque el área de Obras Públicas fue a ver qué pasaba con este fierro", explicaron fuentes de la Municipalidad de San Isidro consultadas por Clarín. Nadie, pero nadie sabía de una obra en ese lugar, al menos desde que asumió la gestión en diciembre de 2023.
Como la varilla seguía (tenía 3,6 metros) la Municipalidad dio aviso a la Fiscalía y empezó una investigación judicial cerca del mediodía. La misma que ahora busca a una banda de boqueteros.
Para las 15 ya habían llegado a los 2,8 metros y recién ahí pudieron retirar la perturbadora varilla. Pero, ¿de dónde venía?
El operativo fue minucioso, Policía Científica, peritos, obreros de la Municipalidad, Bomberos y hasta Defensa Civil con el equipo de riesgos especiales: todos tratando de saber de dónde venía este fierro, de dónde salían estos ruidos que los testigos habían advertido el día anterior.
Los trabajos se extendieron hasta la madrugada del jueves: "Todo parece muy sencillo porque se encontró el túnel, pero en ese momento no sabíamos si iba a salir todo bien, había una vara que había golpeado un auto nada más. Podría haber sido cualquier cosa", confesaron a Clarín fuentes vinculadas a la investigación.
Durante algunas de las muchas horas que excavaron la frustración se apropiaba de la escena: no había nada que nos llevara a un delito, no había posibilidad de que una persona bajara por este lugar así que había que seguir excavando. Fue recién pasados los tres metros que un "hilo de luz" hizo pensar que ahí abajo había algo y no era otra cosa que un túnel.
"Vamos a romper y que sea lo que tenga que ser, no nos podemos arriesgar a que haya algo y dejar esto así. Acá pasó algo y decidimos no frenar hasta dar con algo porque no entendíamos qué había pasado", destacaron respecto de la decisión conjunta de continuar con la excavación.
Una banda con mucha experiencia
El túnel tiene 220 metros y conecta, pasando por un pasillo de un metro de ancho, contenido por maderas, con un taller mecánico ubicado en Chacabuco 543: el túnel recorría un punto y otro, a 3,6 metros por debajo de la tierra, debajo de los caños de agua y de gas, lejos del ruido del centro de San Isidro.
La banda, a la que calificaron de "profesionales", alquiló un taller de chapa y pintura que había cerrado y los vecinos "sólo veían una camioneta entrando y saliendo".
La vía subterránea era construida para cometer un robo en esa entidad, fue descubierta gracias a una varilla de hierro que asomaba entre los adoquines de la calle.
"Lo alquilaron y pagaron por un año entero. Por donde quedó el boquete el golpe sería en breve", confiaron fuentes de la policía. Según especulan, la obra tuvo que haberles llevado entre 6 y 9 meses. Y pasa a unos 50 metros de los Tribunales de San Isidro, ubicado en Ituzaingó 340.
Una de las hipótesis más fuertes es que los ladrones estuvieran esperando el fin de semana para dar el golpe y así tener tiempo para poder robar el banco y escapar sin que hubiera nadie adentro. "Finde seguro, estaban muy cerca de llegar a la bóveda", confiaron.
La causa quedó en manos de la Fiscalía General de San Isidro, a cargo de John Broyad y Patricio Ferrari. Al momento analizan las cámaras de seguridad y realizan las primeras diligencias para intentar dar con la banda que planificó este golpe.
La vía subterránea era construida para cometer un robo en esa entidad, aunque todavía no habían llegado a ella. Video Prensa Policía bonaerense
Entre las sospechas está que los ladrones perforaron el suelo buscando la bóveda del banco. El túnel estaba "un metro y medio de llegar al tesoro" por debajo de la tierra. Se presume que los boqueteros sacaron esta varilla para saber si habían llegado a destino o si el recorrido del túnel estaba bien orientado. "El tema dela varilla fue para saber si estaban bien orientados hacia la bóveda", especularon las fuentes.
El momento, el horario y los testigos terminaron por delatar un plan que llevaba meses de planificación: "Esto es una obra de ingeniería, la prolijidad del túnel es sorprendente", confió a Clarín una fuente que caminó por el túnel, que es estrecho, tiene ventilación y una escalera de acceso.
Mientras las especulaciones giran alrededor de quién pudo llevar adelante este plan que podría haber resultado en un golpe millonario, uno de los integrantes de la banda que llevó adelante del denominado "Robo del siglo" -por el golpe a un banco Río de Acasusso el 13 de enero de 2006- tejió su versión sobre los hechos.
Luis Mario Vitette twitteó en su cuenta: “Solo voy a decir que es más parecido al robo al Nación de la calle Cabildo que al del Banco Rio de Acazusso (sic) solo que un dato revelador los une. Fin”, dijo en relación al asalto al Banco Provincia, del barrio de Belgrano en 2011.
“Los actos preparatorios son acciones que se llevan a cabo antes de la ejecución de un delito y que están destinadas a facilitarlo. En principio, los actos preparatorios no son punibles, salvo cuando constituyen un delito por sí mismos”, señaló en su posteo referido al caso.
Ansioso, Vitette buscó polemizar sobre la imputación que le cabería a la banda: "El fiscal va a pedir la tentativa de robo. Dígale que me llamen a mí y a ustedes y los sacamos caminando. No sé hable más", alardeó bromeando sobre el golpe.

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