Giselle Ramos: “El hockey es un refugio, una identidad y una pasión transformadora”

La historia de la deportista de Zona Sur, resuena con la esencia de esta filosofía. Desde muy joven, encontró en el hockey no solo una actividad recreativa, sino un refugio seguro, un espacio donde canalizar su energía y construir su identidad.

Actualidad19/03/2025

Por Agustín Ochoa Ortega

 

En Argentina, el hockey sobre césped trasciende la mera práctica deportiva. Se erige como un pilar cultural, un fervor transmitido a través de las generaciones que inspira a jóvenes a descubrir su pasión, forjar su identidad y encontrar su lugar en el mundo. La historia de Giselle Ramos, una talentosa jugadora que descubrió la magia del hockey a la temprana edad de nueve años, es un testimonio elocuente de esta influencia transformadora.

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 La vida de Giselle, en particular, resuena con la esencia de esta filosofía. Desde muy joven, encontró en el hockey no solo una actividad recreativa, sino un refugio seguro, un espacio donde canalizar su energía y construir su identidad. El deporte le proporcionó un sentido de pertenencia a una comunidad, una disciplina estructurada que le ayudó a desarrollar constancia y perseverancia, y una salida creativa para expresar su individualidad. 

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GRUPO MEDIATRES tuvo la oportunidad de conversar con ella, una deportista excepcional cuya trayectoria ejemplifica la pasión y la transformación que el hockey sobre césped puede generar. En sus propias palabras, compartió cómo nació su amor por este deporte: “Hace 27 años que juego al hockey. Siempre me gustó, es un deporte totalmente distinto al resto. Todos los valores que tiene y el cómo me acompañó en los momentos más difíciles de mi vida”.

 

Giselle Ramos, en su rol de DT.

 La vida de Giselle tomó un giro inesperado hace algunos años cuando tuvo que someterse a sesiones de diálisis, debido a una insuficiencia renal. Esta adversidad, sin embargo, no logró apagar la llama de su pasión por el hockey. Con una determinación admirable, Giselle continuó entrenando y entrenando a sus niñas en el club que ella misma fundó, demostrando una resiliencia y un compromiso que inspiran a todos a su alrededor. 

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Eliana Valdez, la otra columna del Hockey Social

 “Soy trasplantada renal, debido a que hice diálisis durante muchos años. Así que el hockey y la escuelita como deporte me ayudó un montón a salir adelante y es una forma de devolver para mí todo lo que significó todo eso”. Esta declaración revela la profunda conexión que Giselle siente con el deporte, viéndolo no solo como una actividad, sino como una fuerza vital que la ayudó a superar un momento sumamente difícil en su vida.

 

 La destacada entrenadora de hockey continuó relatando cómo fue atravesar ese duro momento personal: “Eran momentos muy difíciles el tema de la diálisis. Era salir del centro, ir a mi casa a descansar y después decirme voy a ir ver a esas nenas que la pasan bien en el lugar que yo les cree; así que voy a ir para darles la poca energía que me quedaba. Me refugié mucho ahí. Me sacaba de todo ese mundo al practicarlo y enseñarlo. Era mi lugarcito en toda esa tormenta”.

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 La historia de Giselle Ramos es solo un ejemplo del impacto positivo que el hockey sobre césped puede tener en la vida de las personas. Su trayectoria ejemplifica cómo un deporte puede transformarse en un motor de superación personal, un refugio en tiempos difíciles y una plataforma para inspirar a otros. 

 

 Giselle Ramos y el Hockey Social: una historia de transformación en Esteban Echeverría

 Giselle Ramos, nombre resonante en el hockey argentino, representa mucho más que una destacada trayectoria deportiva. Con 27 años de experiencia a sus espaldas, muchos, podría haberse retirado a disfrutar de los frutos de su esfuerzo. Sin embargo, Giselle, impulsada por un profundo compromiso social y un amor incondicional por el hockey, decidió embarcarse en un proyecto aún más ambicioso y trascendente: la fundación de una escuela social de hockey en Esteban Echeverría, provincia de Buenos Aires.

 

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 Hace once años, esta iniciativa, lejos de ser una simple academia deportiva, se convirtió en un faro de esperanza y oportunidad para cientos de niños, adolescentes y adultos de la comunidad. La escuela social de Giselle Ramos no solo enseña técnicas de hockey; es un catalizador de cambio, una herramienta poderosa para el empoderamiento personal y el desarrollo integral de sus participantes.

 

 La motivación detrás de este proyecto, es palpable: “Quería que los niños, adolescentes y grandes tengan un poquito de lo que yo tuve. Es la forma de que le llegué mi pasión hacía este deporte a estas personas y todo aquello que me enseñó; respeto; compañerismo; solidaridad, y un montón de valores que tiene el deporte en sí”. En esencia, Giselle busca replicar la experiencia transformadora que el hockey significó para ella, brindando a otros la oportunidad de internalizar los mismos valores que la formaron como persona y atleta. 

 

 La recompensa, para Giselle, no es monetaria, sino emocional. “Y que la gente sea feliz. Veo mucha felicidad en mis chicos y eso, para mí, es un montón. Por esa razón no es un trabajo remunerado económicamente, pero sí, desde lo afectivo. Por ejemplo, ver a un chico que no tiene zapatillas para hockey y traerles un par que conseguí mientras que me ve con una sonrisa, eso para mí me llena un montón, incluso llevarlos a canchas donde en su vida iban a poder jugar”, comparte con una humildad genuina. En su relato, se percibe la profunda satisfacción que le produce ver la alegría en los rostros de sus alumnos, y el impacto tangible que su proyecto tiene en sus vidas.

 

 La labor de Giselle no se limita a la enseñanza en la escuela. Como coordinadora de la Liga Social de Hockey, ha creado "Echeverría Hockey", un seleccionado compuesto por chicos y chicas con escasa experiencia en canchas. 

 

 La historia de este equipo es particularmente conmovedora: "Dentro de lo que es la coordinación social del hockey cree “Echeverría Hockey”, es un seleccionado de chicos y chicas con los cuales armamos un equipo de 11. Chicos que tuvieron muy poca experiencia en canchas de 11. En el 2023 los chicos salieron segundos y las chicas terceras. Ellos estaban súper felices por haber logrado lo que lograron contras equipos que entrenan todos los días en canchas de 11, que pueden hacer toda la parte física. Verlos llorar de felicidad, me hizo pensar sobre esto es lo que debo hacer”. 

 

Este logro, obtenido a pesar de las limitaciones de recursos y la falta de experiencia en canchas de grandes dimensiones, es un testimonio del espíritu de lucha y la dedicación que Giselle inculca en sus alumnos. La imagen de los jóvenes llorando de alegría al alcanzar ese podio, superando obstáculos que parecían insuperables, resume la esencia de su proyecto: la capacidad de transformar vidas a través del deporte.

 

 Un Legado de Inspiración y Empoderamiento

 Giselle Ramos no solo enseña hockey, sino que también transmite valores y principios que moldean la vida de sus alumnos. Su mensaje es claro y directo: “De que sí, se lo proponen lo pueden conseguir. De que sí realmente lo quieren, se puede lograr. También les digo que transmitan lo que aprenden, generen pasión en el otro porque eso está buenísimo. Sobre todo que aprovechen las oportunidades que tienen para hacer lo que les gusta. Con Eli intentamos y nos ponemos al hombro todo esto para que aprovechen de que estamos nosotros para conseguirles para eso porque es muy difícil conseguir todo eso por otro lado”.

 

 

 Su dedicación y pasión son contagiosas, inspirando a sus alumnos a superar sus propios límites, a perseguir sus sueños y a convertirse en agentes de cambio en sus comunidades.

 

 En definitiva, la escuela social de hockey de Giselle Ramos es mucho más que un espacio deportivo. Es un proyecto de vida, una herramienta de transformación social y un legado de inspiración y empoderamiento. Su trabajo incansable demuestra que el deporte puede ser una poderosa fuerza para el bien, capaz de construir un futuro mejor para las generaciones venideras. La historia de Giselle Ramos es un ejemplo a seguir para todos aquellos que creen en el poder del deporte para transformar vidas y construir una sociedad más justa y equitativa.

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