
En un acto cargado de definiciones políticas, el gobernador bonaerense cuestionó el modelo económico nacional y defendió la industria como motor del desarrollo. El Congreso Productivo se consolidó como un espacio clave de articulación territorial.
El quiebre entre Javier Milei y Victoria Villarruel escala al nivel de la inteligencia interna. La vicepresidenta teme escuchas, blinda su despacho y convierte al Senado en una zona de contrainteligencia. Mientras tanto, desde el entorno del Presidente ya empezaron a filtrar gastos y rumores personales.
Política 16/07/2025Lo que alguna vez fue una fórmula de unidad libertaria hoy se arrastra entre rencores, reproches y amenazas veladas. La relación entre Javier Milei y Victoria Villarruel se convirtió en una guerra fría en tiempo real, con un elemento nuevo y alarmante: la sospecha de espionaje cruzado entre el Presidente y su vice. El Congreso de la Nación, epicentro formal de la democracia, se transformó en una trinchera blindada donde la vicepresidenta sospecha ser vigilada por su propio gobierno.
Desde hace semanas, el Senado opera bajo protocolos dignos de un thriller de los años ’70. La oficina de Villarruel es revisada al menos una vez por semana por agentes entrenados para detectar micrófonos ocultos. Las valijas con tecnología de barrido recorren pasillos, el personal de seguridad monitorea los movimientos internos, y hasta las pantallas de los despachos muestran en tiempo real quién está presente en el edificio. Todo sin una resolución formal que lo avale. Solo una certeza: Villarruel espera lo peor. Y actúa en consecuencia.
El jefe de Seguridad del Senado, un hombre con pasado en Inteligencia del Ejército, es ahora el comandante operativo de esta cruzada defensiva. La orden no está escrita, pero se respira en el aire: nadie se mueve sin quedar registrado. Algunos senadores ya contrataron empresas privadas para revisar sus oficinas. Otros dejaron de hablar en el comedor. La paranoia no es solo de Villarruel. Se contagia.
La ruptura entre Milei y Villarruel no es solo personal, es estructural. Estalló después de que el Senado aprobara leyes que el Ejecutivo calificó como “una traición al equilibrio fiscal”. Villarruel, lejos de agachar la cabeza, respondió con dureza. En redes y en los pasillos, dejó claro que si hay que hablar de gastos y privilegios, hay material de sobra para todos. Su entorno no descarta represalias con información sensible.
Desde la última sesión —cuando la oposición logró reunir quórum con la venia de Villarruel— se suspendieron actividades públicas de la vicepresidencia. No hay agenda ni actos. Solo un operativo de repliegue. Mientras tanto, el Gobierno adelantó que vetará todo lo que salga del Senado. El mensaje es claro: si no responde a la lógica del presidente, es enemigo. Y si es enemigo, será castigado.
En paralelo, libertarios puros como Lilia Lemoine aportaron leña al fuego con acusaciones personales. Desde un supuesto alquiler pagado por empresarios hasta cuestionamientos éticos sobre sus asesores, la campaña de desgaste está en marcha. La respuesta del entorno de Villarruel apunta más alto: acusan a la Casa Rosada de usar recursos del Estado para montar operaciones de inteligencia. El mensaje es aún más inquietante: si hay escuchas, hay responsables. Y si hay responsables, habrá consecuencias.
Cuando la política entra en modo defensa propia
La fractura entre Milei y Villarruel ya no puede disimularse. Pero lo más grave no es el conflicto, sino los métodos. En un país con historia oscura en materia de espionaje interno, la instalación de un clima de vigilancia dentro del Senado es una señal preocupante. Si la vicepresidenta se siente espiada por el Ejecutivo, y actúa como si estuviera bajo asedio, el problema institucional es de fondo. Ya no es un tema de estilos, ni de internas. Es un cortocircuito de poder que involucra a la conducción misma del país.
Villarruel eligió resistir desde su lugar, blindarse y contraatacar con lo que tenga. Lo que parece claro es que no va a retirarse sin pelear. La posibilidad de un carpetazo de alto voltaje es más que un rumor. En política, cuando todo se vuelve personal, ya no hay reglas claras. Solo estrategias de supervivencia.
En un acto cargado de definiciones políticas, el gobernador bonaerense cuestionó el modelo económico nacional y defendió la industria como motor del desarrollo. El Congreso Productivo se consolidó como un espacio clave de articulación territorial.
La Fundación Pensar, el think tank que responde a María Eugenia Vidal, publicó un informe que cuestiona los efectos sociales del modelo económico libertario. Aun así, ratificó el respaldo parlamentario al oficialismo, en plena rosca por las candidaturas bonaerenses.
El presidente de Estados Unidos anunció que su administración apoyará la posición argentina ante la Justicia de Nueva York en la causa por la expropiación de YPF.
Cinco meses después, el caso de las valijas libertarias sigue abierto. Las inconsistencias, los privilegios aduaneros y el silencio oficial incomodan al gobierno de Javier Milei. La justicia avanza, aunque los rastros se enfrían.
La Casa Rosada admite una crisis política tras los cruces con la vicepresidenta, mientras dilata los vetos sin abrir canales de negociación con las provincias. Gobernadores observan con cautela una interna que erosiona el poder real del Presidente.
En San Vicente, Axel Kicillof encabezó un acto de alto voltaje político y lanzó un mensaje directo contra el Gobierno nacional. A semanas del cierre de listas, el gobernador bonaerense profundiza su perfil opositor con gestión, obra pública y un discurso en defensa del Estado y los derechos colectivos.
La Cámara de Apelaciones de Nueva York suspendió por tiempo indeterminado la orden de entregar el 51% de las acciones de YPF a los fondos buitre. Las provincias petroleras, que son socias de YPF y dueñas constitucionales del subsuelo, también se plantan.
El quiebre entre Javier Milei y Victoria Villarruel escala al nivel de la inteligencia interna. La vicepresidenta teme escuchas, blinda su despacho y convierte al Senado en una zona de contrainteligencia. Mientras tanto, desde el entorno del Presidente ya empezaron a filtrar gastos y rumores personales.
Con el 19 de julio como fecha límite, el PRO y La Libertad Avanza negocian intensamente las candidaturas legislativas en la provincia de Buenos Aires. Intendentes, funcionarios y armadores empujan nombres en un frente donde la rosca manda más que los acuerdos formales.
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Vicente López reordena su mapa político: entre la autonomía libertaria y la negociación del PRO con Milei en Provincia.