El urbanista Fernández Gasalla sugirió que los Municipios conecten “las universidades con la responsabilidad ejecutiva”

Multimedios Grupo Mediatres entrevistó al urbanista Gabriel Fernández Gasalla para conversar sobre los desafíos de las ciudades actuales. Desarrollo, bienestar, entorno amigable, turismo y marca ciudad fueron algunos de los ejes temáticos de la entrevista. La clave: unir las universidades regionales con los municipios en un trabajo mancomunado.

Universidades 16/11/2023
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Por Arnaldo Paganetti

“Aunque parezca contradictorio, dada la amplitud territorial nacional, gran parte de la población de la Argentina, más de un 90%, vive en grandes ciudades”, fue una de las primeras definiciones que Gabriel Fernández Gasalla, especialista en economía y gestión urbana de la Universidad de Quilmes, dio a Multimedios Grupomediatres, en una entrevista exclusiva.

El académico tuvo apreciaciones técnicas contundentes sobre lo que se puede hacer en el corto y mediano y largo plazo, para mejorar el bienestar tanto en lugares con millones de habitantes como en municipios más pequeños, en ambos casos, favoreciendo el desarrollo, la configuración de una marca distintiva (como la tiene internacionalmente Buenos Aires con el tango, por ejemplo) y el progreso en una etapa que calificó de postindustrial.

A continuación, una síntesis de la charla:

-Usted hace hincapié en el desarrollo de las ciudades modernas a escala planetaria. ¿Lo podría encuadrar con lo que sucede en la Argentina hoy?

-Es cierto, la tendencia mundial, es la concentración en las ciudades y no en los sectores rurales, con los aspectos positivos y negativos que eso conlleva.  En esta era postindustrial, con las chimeneas apagadas -, surgieron caminos alternativos de conocimiento y nuevas costumbres sociales, que deben considerarse de acuerdo con la particularidad de cada país.

- ¿Argentina?

-Aunque parezca contradictorio con la extensión del campo y la baja densidad demográfica, la mayor parte de la población, más de un 90% vive en ciudades. Tenemos una conformación territorial particular, con un gran puerto de entrada, donde se fue constituyendo el AMBA, que centraliza por su peso específico. Hay otras grandes ciudades, como Rosario, Córdoba, Paraná, Santa Fe, que parecen merecer la atención de los estudiosos pero no de los políticos, tan enfrascados están en elecciones cada dos años. De lo que se trata es poder organizar empresas, trabajos de servicios calificados, dar valor agregado e incorporar la tecnología a los sectores más dinámicos.

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 Especialista Gabriel Fernández Gasalla

- ¿Existe integración o rivalidad?

-En Europa hay alianzas entre las ciudades más allá de las fronteras nacionales. Lo que implica integración, acuerdos y lazos comerciales, todo lo cual dinamiza las economías. Pasa en Estados Unidos, en su cercanía con Canadá. Tienen facilidades para viajar y trabajar en un lado u otro. Buenos Aires podría estar conectada por un puente con Uruguay, tantas veces proyectado y nunca hecho. Hay una traba ideológica que no nos permite ver esa realidad. Nuestras ciudades (como también pasa en otros lados) compiten por acaparar nuevos inversores y visitantes, pero aún falta cooperación. Hay rivalidades tontas que surgen de las idiosincrasias. Algo positivo: la autovía que conecta Córdoba con Rosario. Tendríamos que aprender de Brasil y su Ministerio de las Ciudades. En lugar de tener tantas carteras, hay que promover un debate en serio sobre eso, con todos los fenómenos sobre la mesa: el transporte que también involucra al peatón.

-Está la realidad de la extensa provincia de Buenos Aires, con cientos de municipios…

-Allí hay que estar atentos a los residentes, sin tanta soberbia tecnocrática. Hay que atender los consejos de los especialistas y las realidades concretas de los habitantes, generando obras y atrayendo a los visitantes, turistas, inversores y nuevos pobladores.

-Durante la Presidencia de Carlos Menem (antes de la re-reelección), se proyectó regionalizar el país. Nunca se concretó. ¿Por qué?

-Con respecto a los municipios, primero, hay que tener en cuenta los vínculos, la vida de relación, el cuidado de los espacios públicos. Hay puntos en común, más allá de la cantidad de habitantes. En algunos lugares (sucede también en Buenos Aires) que hay plazas de cemento que no invitan a quedarse. Hay que armonizar la convivencia. Sigue habiendo grandes espacios vacíos. El sistema exportador de los últimos 100 años no se ha modificado, con transporte de cargas muchas veces vetustos.

- ¿Y la regionalización?

-La tengo muy presente. Fue un muy buen proyecto para fortalecer el sistema federal y descomprimir el gasto de parlamentarios, tanto nacionales, como provinciales y municipales. La fragmentación y falta de cooperación es un problema de fondo. Hay síntomas que se reflejan en la disputa electoral presente. Al no haber avanzado la regionalización, las soluciones siguen dilatándose.

-En el actual contexto económico y social, con cuestiones básicas irresueltas, la habitacional, una de ellas, ¿cómo se pueden hacer operativos sus planteos?

- Hay un doble juego. Por un lado, es político. Se necesita un liderazgo que fije temas de agenda que apunten en la dirección que le digo, satisfaciendo las demandas ciudadanas. Hay que colaborar, romper el corsé de las limitaciones. En el entendimiento de que la política social tiene muchos puntos de contacto con la política urbana. Los subsidios no pueden ser otorgados solo para paliar el hambre. Hay que proyectar otros temas: conexiones, igualdad de géneros, el derecho de sectores juveniles a acceder a una vivienda. El déficit habitacional es preexistente. No lo pudo resolver ningún gobierno.  Eso tiene implicancias hasta psicológicas. Acá es donde deben intervenir todos: hay fenómenos de okupas, viviendas abandonadas. Tiene que haber una política pública activa.

-No se resuelve ¿Por qué?

-No es un problema de recursos, sino de creatividad. Mano de obra hay. Es un problema para el que deben buscarse las soluciones. Las hay. Los municipios, con autonomía, podrían afectar partidas, repensando los regímenes actuales. Aunque, reconozco, que a veces los colores políticos influyen y se depende de los Estados provincial y nacional. Eso está mal. No hay que esperar el cambio de gobernador o presidente para actuar. Hay mucho chiquitaje pernicioso.

-Usted habla de marcas e identidades de ciudades. ¿Qué significa?

-Hay que diferenciar marca de países y ciudades, a las que hay que potenciar. Argentina la tiene, no discutamos si es efectiva. En el caso de las ciudades, hay un marketing rezagado. Buenos Aires, Rosario y Córdoba van por un camino. Villa Gesell, con Luis Baldo como intendente ente 1995 y 2007, impuso la marca, ejemplo de buena gestión pública, con la figura de su fundador y pionero Carlos Gesell, Es radical y se interesó por un turismo atractivo, no invasivo. La ligazón con el gesellino fue enorme. Esa recuperación del espacio público no se mantuvo en el tiempo. Pasa que cada uno asocia, equivocadamente, la gestión con su nombre. Fulano de tal y se olvida de lo inteligente que fue Baldo.

 ¿Cómo planificar, entonces, y aplicar políticas de marketing atractivas, con tanta zozobra e incertidumbre política?

-La clave es el profesionalismo, la implicancia de los ciudadanos, dando calidad y reputación a los lugares. Demostrar que vivir allí es algo saludable. Así se consigue prestigio. Hay que transitar etapas hasta llegar a un logo publicitario. Hay mucho de experiencia, de ensayo y error. Mendoza tiene una enorme potencialidad, que puede proyectarse regional e internacionalmente. Tenemos que integrarnos entre nosotros, superando prejuicios. Hay muchas cosas negativas que debemos transformarlas en positivas para que no sea trágico. Argentina es toda potencialidad.

- ¿Ahí nos quedamos, en el apronte?

-Hay dos dimensiones. Temas que deben abordarse en el corto plazo y otros en el mediano y largo. La conectividad con el transporte aéreo. Hay que pensarlo, tener una estrategia. Hay cuestiones de la vida cotidiana que hay que resolver ya, otros no de un día para el otro. La urbanidad sugiere un margen de inseguridad en todas partes del mundo. ¿Mi propuesta? El espacio público debe ser ganado por la gente de bien, no por los criminales. Con iluminación, veredas, espacios verdes, cuidadores amigables…el espacio público está en disputa. No puede ser de los narcotraficantes como en Rosario, donde la gente no sale a la calle, no puede ir al hospital tranquila. Las autoridades lo deben recuperar.

-A veces hay medidas buenas que, sin razones fundadas, son atacadas por la oposición, sin ton ni son. Se me ocurre el caso del Metrobús, en Buenos Aires…

-Es así. Ese sistema está inspirado en ciudades como Curitiba y Bogotá, aplicados por funcionarios de izquierda y derecha. Si se consigue una solución, no se trata de una cuestión de izquierda o derecha. Hay que buscar las soluciones técnicas acertadas, ordenar la movilidad urbana y conseguir mejor calidad de vida. De eso se trata.

- ¿Hay gestores a la vista preparados para enterrar las falencias?

-Hay mucha gente preparada. Volviendo a los intendentes, deberían tener equipos de gobierno que conecten lo académico con la responsabilidad ejecutiva. La ligazón tiene que ser directa y fructífera. Están tan pendientes de ganar una elección, que no pueden desarrollar una agenda de políticas públicas. Hay que reordenar el sistema electoral. Se nota mucho en los municipios. Y los medios cumplirían una misión constructiva si colocan en el centro la elaboración de políticas públicas. Hay problemas de la civilidad, en los barrios y las ciudades, en la que las universidades podrían tomar un rol decisivo. ¡Que no nos vendan todo empaquetado! Hay que atender las inquietudes de abajo y conseguir estadistas incluso a nivel municipal.

-¿Así lograremos cambiar, palabra remanida?

-Las ciudades no cambian de un día para otro. Es un tema de evolución, con avances y retrocesos. Es un proceso, donde nos vamos dando cuenta de cuánto hemos avanzado, qué errores hemos cometido y cómo no hemos estado a la altura de las circunstancias. Los conglomerados urbanísticos son como un ser vivo.  Pueden estancarse y revivir.

 -Convengamos que a veces hay discusiones, falta de uniformidad y desprecio por las cuestiones ambientales ¿Cómo atiende eso?

-Prefiero utilizar la palabra ecología en lugar de medio ambiente. No hay compartimentos estancos. Vamos de nuevo a los municipios: ¿para qué tienen tantas secretarías si todo está interconectado, la higiene, los servicios, la salud, el transporte y, como usted plantea, el medio ambiente. Se observan contradicciones muy fuertes. Se dice una cosa y se promueven industrias contaminantes, o se construyen edificaciones junto al mar. Hay que generar burocracias estatales en el buen sentido de la palabra, con especialistas calificados en la carrera, empleados municipales con conocimientos.

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