Marcos Paz: Ignacio “Naco” Medina, el piquetero vecinalista del Evita aliado de franquicia Macrista

El ex funcionario del Movimiento Evita se postula como primer candidato a concejal con su sello local “Marcos Paz Tiene Futuro”, perteneciente al Movimiento Evita pero aliado de la franquicia "Valores Republicanos". Una boleta mínima que viene de pelearse con el kirchnerismo duro, acercarse a Kicillof y terminar colgado junto a un sello de goma ligado al PRO.

Política 01/09/2025
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Por Vanina “Levna” Lositakis (Analista Político)

En el barro de la política bonaerense, los partidos vecinalistas son menos “voz del vecino” que franquicias al mejor postor. Ignacio “Naco” Medina lo entendió y lo aplicó: su espacio “Marcos Paz Tiene Futuro” no es más que una sucursal del Movimiento Evita, esa organización nacida de las entrañas de Quebracho que convirtió el camuflaje en arte.

Conservando las buenas tradiciones, Medina sigue la receta: disfrazar de localismo lo que en verdad es una estrategia para dividir y negociar. El intendente Ricardo Curutchet, radical de origen que abrazó el kirchnerismo transversal, conoce bien esa maniobra: cada vez que se intentan acuerdos amplios en el distrito, Medina aparece con su espacio localista perteneciente al Movimiento Evita.

Se quedo afuera del paraguas de Fuerza Patria, pero en realidad el sello no importa: el método es siempre el mismo, entrar con boleta corta, generar ruido y ofrecerse como moneda de cambio sin perjuicio de buscar la intendencia local.

La biografía de Medina es un catálogo de oportunismos. Fue funcionario del área de microcréditos sociales por pedido del Evita y terminó denunciado en 2019 por su propio compañero Hugo Daniel Montes por malversación de fondos destinados a planes en Misiones. “Vergüenza ajena”, dijo el denunciante en un semanario local. Pero Medina siguió, sin despeinarse, presentando listas cada vez más lavadas, sin vestigios piqueteros explícitos porque Marcos Paz no compra palos ni capuchas.

Lo paradójico es que, mientras el Evita siempre se proclamó dentro del campo nacional y popular, su práctica lo acerca cada vez más al macrismo. No es un rumor: es historia reciente. Emilio Pérsico, jefe de la orga, no dudó en sentarse con Carolina Stanley y María Eugenia Vidal para garantizar paz callejera a cambio de fondos para cooperativas. Esa “historia de amor político” hoy se replica en terminales como Valores Republicanos, un vecinalismo que finge ser localismo puro pero en realidad es la segunda marca del macrismo en los distritos donde el PRO debe contener de otra forma.

 Medina y la alianza con la derecha vecinal

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Pérsico construyo un vínculo excelente con la "Cheta" Stanley y Mariú Vidal, esas terminales continúan.

Aquí entra Medina en escena, reciclado una vez más. Después de intentar conseguir una colectora en Fuerza Patria —y fracasar porque los intendentes cerraron filas con Kicillof— y que el Movimiento Evita se quedara fuera de las listas legislativas nacionales, decidió sumar su espacio a Valores Republicanos. Un vecinalismo de cotillón, con estética de “la voz del vecino”, pero que responde a las lógicas de centro derecha y mantiene terminales con el PRO.

Orden, austeridad, transparencia: republicanismo de manual envuelto en estética barrial. Medina vende su capital político como si fuera oro, aunque apenas sean algunos votos residuales. Lo suficiente para ofrecer la “mística de extender la marca” en el conurbano. La jugada es transparente: una colectora camuflada, funcional al Movimiento Evita y al Macrismo ya desmaquillada de lenguaje piquetero.

El Movimiento Evita sigue operando con mentalidad de “orga”: sectarios, desconfiados, especialistas en dividir para luego sentarse a la mesa. Pérsico, maestro del camuflaje, pasó de abrazarse con Néstor a negociar con la “cheta” Stanley, de hacerse el duro con Macri a ser el obsecuente de Alberto Fernández. Medina repite la fórmula en versión local: se pelea con el kirchnerismo duro, se acerca a Kicillof cuando conviene y termina aliado a un vecinalismo que huele a Macri.

La foto final es grotesca pero real: el Evita, devenido en ex aparato estatal devaluado, aún ligado al PRO y al Peronismo; Medina, reciclado como partido local junto a  Valores Republicanos, que juega al localismo mientras funciona como satélite de la derecha nacional. Diferentes disfraces, mismo libreto. Todos juran representar lo nuevo, pero lo que ofrecen es la continuidad de la misma rosca de siempre. En Marcos Paz y en toda la provincia, lo único que cambia con estos personajes son los envases: es que la caridad y la pobreza siguen siendo el mercado electoral perfecto más con sellos de personas acostumbradas a verlos como simples hamburguesas políticas listas para calentar en el microondas del poder.

 ¿Acuerdo del Movimiento Evita con Milei?

Llegado Milei al poder, Emilio Pérsico tanteó un pacto de supervivencia: desplegar la territorialidad del Evita para seguir manejando cooperativas, comedores y planes sociales bajo el nuevo gobierno. Sandra Pettovello, ministra de Capital Humano, estuvo a un paso de aceptar, pero Karina Milei bajó el pulgar. El resultado: la funcionaria terminó denunciando al histórico líder piquetero.

Lo paradójico es que, más allá del portazo oficial, en distintas ciudades del país el Evita continuó administrando mercadería y asistencia para comedores. Esa doble escena —denuncia en público, gestión en privado— encendió suspicacias políticas y judiciales.

El escándalo se profundizó cuando el gobierno de Javier Milei presentó un recurso ante la Corte Suprema para bloquear el acceso a información sobre el programa Potenciar Trabajo. Legisladores de la Coalición Cívica habían pedido datos sobre los fondos transferidos a cooperativas vinculadas al Evita. Pettovello alegó que la publicación de esa documentación podía poner en riesgo causas en curso y testigos protegidos. La oposición retrucó: lo que el Ejecutivo hace, en realidad, es encubrir a dirigentes piqueteros bajo investigación.

La incógnita es si detrás de los recursos y contrarrecursos se esconde un acuerdo tácito: un delicado equilibrio donde el mileísmo golpea en público, pero permite que el Evita siga en la sombra administrando la asistencia social que mantiene la paz en los barrios.

 

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